Tòfol Castanyer acabó exhausto, pero feliz, el pasado domingo tras batir su récord en la Serra de Tramuntana. El corredor de montaña se había propuesto rebajar una marca que estaba situada en las 32 horas y lo consiguió con holgura. Pero su éxito deportivo no fue nada en comparación con la respuesta social al Dustu. «Era una excusa para involucrar a los niños de las escuelas de Mallorca, a que hicieran acciones positivas por la Serra de Tramuntana», explica Castanyer, quien un día después de consumado su récord recordaba con alegría que «participaron unos 400 niños», casi todos acompañando al solleric en alguno de los tramos, como hicieron muchos corredores de montaña y aficionados a este tipo de pruebas para que Castanyer no estuviera solo en un reto que le llevó a cubrir «190 kilómetros, que fue como recorrer dos veces la Serra de Tramuntana, en 26 horas y 8 minutos».

"Tengo imágenes de estos 190 kilómetros o 26 horas que no se me van a borrar en la vida", apunta Castanyer

«Fue un éxito», afirmó Castanyer, «en el plano deportivo por rebajar el récord y, sobre todo, en el social». «Había pedido a los niños y niñas que participaran, y que lo hicieran además con acciones de mejora por la Serra de Tramuntana; de reforestación, de limpieza, con estudios de plantas o animales», agregó el atleta solleric, que en sus redes sociales agradeció el apoyo recibido: «Gracias infinitas a todos los que habéis colaborado en #Dustu. ¿Os debo otra! Bona setmana». «Tengo imágenes de estos 190km o 26h que no se me van a borrar en la vida. Pero creo que entre todas, me quedo con las caras de felicidad de niños y niñas implicados en un proyecto de mejora de nuestro medio ambiente con la excusa de un récord deportivo #brutal #gracies», añadió Castanyer.

«Tras años aprovechándome de las montañas de la Serra para ser lo poco que soy, creo que es hora de agradecer a esas cimas todo lo que me han dado», continuó el corredor solleric. «Los niños, la única esperanza para su futuro. El récord, la mejor excusa», sentenció. 

«Ahora toca pasar la penitencia post 190 km: dolor de patas, tobillos hinchados, bajar escaleras modo robocop… es el precio a pagar y lo acepto ‘reventadamente feliz’», concluyó Tòfol Castanyer.