De una condena inicial de cuatro meses de cárcel a una multa. La Audiencia Provincial de Madrid ha rebajado la pena a los once ultras que agredieron en 2017 a hinchas del Real Madrid horas antes de celebrarse un derbi europeo. Era el 10 de mayo de 2017 y la España futbolística se frotaba las manos. Los dos equipos de la capital: el Atlético de Madrid y el Real Madrid, se disponían a enfrentarse en el añorado Vicente Calderón en el partido de vuelta de la semifinal de la Champions League.

Eran las siete de la tarde y la afición del Atlético, que estaba convencida de que su equipo podía remontar el 3-0 de la ida, ya se congregaba en los bares de las cercanías del estadio. Pero unos minutos después, a eso de las 19:15 horas, los ultras detectaron la presencia de la comitiva de seguidores del Real Madrid que, escoltados por agentes de la Unidad de Intervención Policial (UIP), se habían trasladado en autobús desde la ciudad deportiva blanca hasta la antigua fábrica de Mahou, situada muy cerca del campo de fútbol.

Y ese fue el momento en el que algunos de los seguidores del Atlético de Madrid, entre ellos once condenados por desórdenes públicos, comenzaron a lanzar objetos contra los aficionados rivales y contra las fuerzas policiales encargadas de su protección. El simple paso de estos seguidores con camisetas y bufandas del equipo rival sirvió para que algunos de los presentes consideraran que había sido una "provocación".

16 detenidos

Botellas, latas, y cualquier otro objeto que tuvieron a mano los ultras fueron lanzados contra los madridistas, que a duras penas y gracias a la ayuda de la Policía pudieron refugiarse en un garaje. Esta agresión obligó a los agentes a intervenir y cargar para restablecer el orden. 25 personas, entre ellas cinco agentes, tuvieron que ser tratadas por el Samur-Protección Civil en las inmediaciones del Calderón.

Valiéndose de las grabaciones de las cámaras de seguridad del estadio, agentes de la Brigada Provincial de Información de Madrid detuvieron un día después a 16 hombres, tres de ellos menores de edad, acusados de los delitos de desórdenes públicos y atentado contra la autoridad. Tras pasar a disposición judicial, el titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Madrid imputó a once de los 16 arrestados, dos con antecedentes penales, por los disturbios previos al derbi entre el Atlético y el Real Madrid.

Esos once imputados en 2017 acabaron siendo condenados el 17 de noviembre de 2021 por el Juzgado de lo Penal número 13 de Madrid a cuatro meses de cárcel por desórdenes públicos. Sin embargo, el pasado 21 de julio la Sección 29 de la Audiencia Provincial de Madrid rebajó la condena por, entre otras cosas, por dilaciones indebidas. La pena se baja un grado porque desde que se cometieron los hechos hasta que se celebró el juicio transcurrieron cuatro años, siendo una causa que no era compleja. Por eso, la condena es de un mes y 15 días de cárcel, aunque en aplicación del artículo 71.2 del Código Penal se transforma en una multa de tres meses a razón de una cuota diaria de 6 euros.

"Suprimiendo la libertad"

El fallo resalta que los condenados, "todos ellos seguidores del Atlético de Madrid, ejercieron violencia sobre personas, suprimiendo la libertad de ejercicio de otros derechos por parte de terceros". Sin embargo, consideran que esto "no lo hicieron a través de una severa alteración de la paz pública, sino solamente trastornando el orden en las proximidades del estadio de fútbol como consecuencia del partido que se iba a celebrar entre su equipo y el Real Madrid, provocando la inquietud de terceros, con lanzamientos de objetos hacia los aficionados del equipo rival y los agentes de la autoridad".

Esta forma de actuar de los ultras ocasionó "una perturbación de la tranquilidad general de los asistentes al evento y de quienes acudieron para garantizar la seguridad, lo que constituye una mera alteración incidental del orden público, de carácter grave, pero que no supone una atmósfera social de temor y desasosiego que afecta de manera general a un número indiferenciado de ciudadanos y pone en peligro la convivencia y el normal desenvolvimiento de la misma", concluye la sentencia.

Racismo en el fútbol

Esta sentencia se conoce apenas unas semanas después de que los radicales del Atlético de Madrid protagonizaran un nuevo caso de violencia en un derbi madrileño. En este caso, la víctima fue Vinicius. El delantero brasileño fue objeto de desprecios racistas (“eres un mono”) en la inmediaciones del Metropolitano, antes del comienzo del partido celebrado el pasado 18 de septiembre.

La Fiscalía de Madrid abrió diligencias por estos hechos, después de que fueran denunciados por LaLiga, entre otros organismos, en la Comisión Antiviolencia del Consejo Superior de Deportes. El caso se encuentra bajo investigación.

El Atlético tardó dos días en condenar públicamente los hechos y se comprometió a retirar el carné de socio si alguno de los infractores ostentaba esa condición. Tres de ellos fueron posteriormente suspendidos como socios rojiblancos.

En la actualidad, este tipo de actitudes violentas, en especial las de corte racista, se producen principalmente fuera de los estadios, ya que las cámaras que hay en el interior de los recintos permiten identificar con más facilidad a los infractores. Los ultras lo saben e incluso hacen advertencias desde las gradas, a través de megáfonos, y por eso concentran su actividad violenta antes y después de los partidos.