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La despedida de un mito

Valverde por los siglos de los siglos

El ciclista murciano acaba el Giro de Lombardía, su última carrera, en sexta posición con su compañero Enric Mas, segundo, tras ser batido al esprint nada menos que por Tadej Pogacar

Alejandro Valverde, en la salida del Giro de Lombardía, con su mujer y sus cinco hijos. MOVISTAR TEAM

Levantó el brazo y saludó como si quisiera decir un "hasta siempre" que se escuchase desde Bérgamo hasta el infinito. Colorín, colorado, Alejandro Valverde ya es historia del ciclismo, una leyenda en vivo, un corredor que desde que tenía 20 años y hasta los 42 bien cumplidos no ha dejado de luchar por ganar, en cualquier carrera, en cualquier país o continente. Se fue el ciclista en un ‘monumento’, Lombardía, donde su compañero Enric Mas trató de obsequiarlo con la victoria que le quitó Tadej Pogacar, porque es muy bueno y rápido. Y acabó la carrera deportiva de un ciclista al que llamaron primero ‘El Imbatido’ y luego ‘El Bala’, otra vez entre los mejores, sexto para demostrar que todavía podría seguir brillando en el planeta ciclista.

Algunos se van del deporte donde han sido figuras por el callejón trasero cuando ven que ya no sirven para el equipo titular y que solo la buena fe de su entrenador lo hace sentar en el banquillo o le ofrece el cambio con el partido finiquitado para que levante la copa y para que sus hijos y nietos conserven esa imagen.

Un caso diferente

Valverde ha sido diferente. Se va del ciclismo por la puerta grande, peleando hasta el último aliento como ciclista profesional. Esttos diez últimos días en las clásicas otoñales de Italia ha sido segundo, tercero, cuarto y sexto. Siempre ha estado entre los mejores mientras recibía el homenaje de unos ‘tifosi’ que también despidieron a Vincenzo Nibali del ciclismo profesional, aunque en este caso con una diferencia enorme en comparación a Valverde. Italia no tiene un relevo, ni siquiera un presente, cuando el ciclismo español ha visto el resurgir de Mas desde la Vuelta y en Lombardía mismo festejó la quinta plaza de Carlos Rodríguez que aprieta con fuerza para ser en un futuro tan cercano como la Navidad la nueva referencia junto a Juan Ayuso, ausente de la clásica de las hojas muertas.

Valverde estuvo con los suyos. Ni Natalia, su mujer, ni ninguno de sus cinco hijos quiso perderse una carrera que partió como un homenaje al marido y padre. Llegó al podio de salida en compañía de Nibali y desde el principio supo que él no era el hombre fuerte del equipo pero sí el que tenía que dar la pedalada de apoyo definitiva a Mas para cuando el mallorquín pasase al ataque en busca de la victoria. O fuera el que respondiera con fuerza, hasta el punto de contraatacarlo, en la ofensiva final de Pogacar, cuando solo quedaban 20 kilómetros para la llegada. Desde atrás escuchó como el corredor mallorquín peleaba con Pogacar por la victoria, un triunfo que se jugó el dúo al esprint con Mikel Landa,resurgido de sus cenizas, en la tercera posición.

El último esprint

Llegaron luego el corredor colombiano Sergio Higuita y Carlos Rodríguez que se disputaron la cuarta y quinta plaza de la clásica italiana. Entonces apareció el pequeño grupo con Romain Bardet Adam Yates como compañeros de Valverde. Vieron que el ciclista murciano aceleraba en su último esprint. Nadie quiso disputarle el honor de encabezar ese pelotón reducido. Y por eso hasta tuvo tiempo de saludar a los espectadores.

Enric Mas y Tadej Pogacar, de cara a la victoria en Lombardía.

Nunca más se pondrá un dorsal a la espalda. Queda atrás un palmarés impresionante con 133 victorias oficiales, aproximadamente el 10 por ciento de todas las carreras que ha disputado. Y llega ahora la época post Valverde para recordar sus gestas, sus alegrías, varios ¡mecachis! cuando la victoria se esfumó en los últimos metros; ese Tour que jamás se consiguió, el Mundial de 2018, sus bromas, de las que ni siquiera han sido ajenos los periodistas que lo han seguido durante las últimas dos décadas. Y, sobre todo, el constatar que casi en la mitad de todas las carreras que ha disputado ha estado entre los diez mejores, como en su despedida lombarda.

“Me siento supercontento. Ha sido el final soñado durante 10 días en Italia, increíblemente bonitos. He trabajado por Mas. Tenía que estar con Pogacar. Y así ha sido. Yo he controlado a los rivales. Y he podido hacer sexto”, declaró la ‘bala’ murciana en su último día en activo, enturbiado solo por la caída de Mikel Nieve, quizás uno de los mejores gregarios de los últimos tiempos, que tuvo la desgracia de despedirse del ciclismo profesional en un hospital. Valverde, en cambio, lo hizo siendo el más feliz del mundo. Por los siglos de los siglos.

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