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El regreso

Lewandowski: el 9 ha cambiado de bando para suerte del Barça

El delantero polaco será la gran atracción del Bayern-Barça y la mayor preocupación para la hinchada alemana por la elevada producción goleadora que mantiene

Robert Lewandowski con su gesto característico, tras marcar el 0-2 en Cádiz. REUTERS

La foto de Robert Lewandowski en uno de los pasillos que circunda la sala de prensa del Allianz Arena luce de azulgrana. No con el equipaje del Barcelona, sino con el modelo que lució el Bayern la temporada 2014-15.

Era su primera campaña en Múnich, adonde llegó del Borussia Dortmund, el principal de los bávaros. Todavía hoy. En otro guiño del destino, al lado de Lewandowski pende la gigantesca imagen de Thiago Alcántara, otro representante culé. Él sí va del rojo característico del Bayern, como los ocho restantes ilustres del corredor por el que se accede a la grada.

Hoy vuelve Lewandowski, propiamente de azulgrana, pero ha cambiado de bando. Pisará de nuevo el Allianz Arena, cuatro meses después de haber cerrado una larga estancia de ocho años en los que brindó 344 goles en 375 partidos, con una media superior a un gol por partido en las tres últimas campañas. Un regreso que se acercaría comparativamente al hipotético retorno de Lionel Messi al Camp Nou. Con una menor carga sentimental (Messi se crio desde los 13 años en Barcelona), menos morbosa y fascinante, pero tan temible por ver enfrente al delantero más peligroso del rival. 

Los números de 'Lewy' (9 goles en 6 partidos) son mejores que los de Mané, su sustituto en Múnich: 5 goles en 9 partidos

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Así, con más de un gol por partido (nueve en seis partidos, solo se quedó seco ante el Rayo), continúa Lewandowski. Sigue igual de efectivo, sin haber acusado un cambio tan sustancial. Su sustituto en Baviera no ha empezado con tanta puntería.

Sadio Mané empalidece, aunque los números (cinco goles en nueve partidos) no están mal para alguien que también ha cambiado de club, de ciudad, de compañeros y de estilo. Mané, de 30 años, procedía del Liverpool. Vestía de rojo desde 2016. Le costó al Bayern 32 millones más 6 en variables. El Barça comprometió 45 más 5 por Lewandowski.

Tal vez le estén echando de menos. Y tal vez le echen más de menos a medida que pasen los días mientras se va hinchando a marcar goles en Barcelona y se compara la producción con la de Mané. Hoy le recibirán como uno de los suyos, tan reciente es la separación, y sin reproches.

Me alegro que la afición desee darle las gracias por todo lo que ha logrado con el Bayern. Hay estadios donde no brindan estas bienvenidas. Fue una parte importante de la familia del Bayern, escribió parte de la historia”, dijo Julian Nagelsmann, el entrenador que asumió la despedida obediente, disciplinado como sus antecesores, a la orden de ese club que gobiernan sus exjugadores.

"Me alegro que la afición desee darle las gracias por todo lo que ha logrado con el Bayern. Hay estadios donde no brindan estas bienvenidas. Fue una parte importante de la familia del Bayern, escribió parte de la historia"

Julian Nagelsmann - Entrenador del Bayern

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“No sé cuántos años estará a este nivel, no me preocupa, pero deseo que sean muchos años. Tampoco sé cuántos goles marcará; estamos acostumbrados a que sean más de 40 goles por temporada”, comentó Nagelsmann, que trataba de reconducir el interés de la rueda de prensa hacia el Barça como equipo, y al “número 8” que sirve los pases a Lewandowski. Nombró a Pedri y a Gavi. “Si no recibe balones, no puede marcar goles; no podemos permitir muchos pases hacia él”, explicaba.

Nagelsmann estará pendiente de Lewandowski, cómo no, convertido, obviamente, en el personaje principal del duelo, con Mané, su sosías, de secundario. Nagelsmann pide al senegalés que sea más positivo y menos autocrítico consigo mismo. Da muestras de ansiedad con acciones precipitadas. “No tenemos mucho tiempo, no dispone de medio año para adaptarse, pero ha tener más confianza”, dijo el entrenador.

Lewandowski, en cambio, marca goles con el desinterés del que se abrocha una camisa. Como el funcionario que lleva toda la vida estampando sellos. “En general, hay momentos que le echamos de menos”, confesó Thomas Müller, su socio principal en el ataque.

En el campo de fútbol y en el de golf

Müller ya estaba en el Bayern cuando el polaco llegó. Es más joven (32 años por 34 de su excompañero) y el único canterano de pura cepa. Tras unos inicios con “dificultades”, luego se armonizaron en el campo de fútbol y en el campo de golf. Ya no juegan juntos pero se relacionan vía whatsapp. Los mensajes se multiplicaron tras el sorteo.

“Mané me ha dicho bromeando que no le pasemos el balón a ‘Lewy’”, dijo con una sonrisa Müller sin poder impedir que los dos ‘nueves’, para bien y para mal, se repartirán la atención. Sobre todo el polaco, con quien ha retomado el diálogo acallado al final de la pasada campaña. “A nosotros nunca nos dio ninguna razón de por qué se marchaba ni dijo adónde iba”. A Barcelona, con una paradita en Múnich.

Uno por el otro

Llegó Mané, simbólicamente, a Múnich antes de que Lewandowski aterrizara en Barcelona. Un mes tardó el Barça en poder anunciar el acuerdo. Fue el 16 de julio. Hasta que no obtuvo la liquidez suficiente con las ventas del 25% de los derechos de televisión y el 49% de Barça Studios, después de haber incorporado a Kessie y Christensen gratis, y la inversión efectuada por Raphinha, más cara que los 45 millones más 5 en variables que comprometió el Barça.

Lewandowski tuvo que empezar la pretemporada entrenando con el Bayern y se incorporó al Barça cuando el equipo ya se había ido a Estados Unidos. Laporta abrió las puertas del estadio para que la hinchada le tributara la bienvenida de quien se espera que ha de ser uno de los pilares de la reconstrucción. Más allá de que fuera el abastecedor de los 30 goles que faltaban sin Messi. Era el objetivo una vez se comprobó que el fichaje de Haaland era inasequible.

Lewandowski había avanzado a la junta del Bayern que deseaba marcharse, disconforme seguramente por una oferta de renovación que creyó insuficiente, y deseoso de iniciar una aventura en otro paraje. Era realmente una aventura apostar por el Barça al final de la pasada campaña, comparado con la comodidad, la estabilidad y la gloria que tenía garantizada en Múnich. Un Barça sin dinero, solo con promesas de grandes proyectos y vaticinios de palancas. Promesas como la de Xavi Hernández anticipándole, seguramente, lo que está sucediendo ahora. Que se lo pasaría bomba.

El 'feeling' con Xavi

"Entendí exactamente la idea que tenía y lo que quería de mí. Después de la conversación sentí una conexión con él: es un tipo que sabe adónde quiere ir y qué quiere hacer. Estaré detrás suyo y le seguiré; es la persona adecuada en el sitio indicado", explicó Lewandowski en su presentación, adelantando que su misión no era exclusivamente la de marcar goles. Era el veterano que ha de guiar a una hornada de jóvenes. Cumple las dos facetas.

Está entusiasmado el entrenador con el trabajo silencioso y discreto que produce el artillero polaco y que no se ve en los highlights, los resúmenes que compilan goles y las acciones más relevantes y que no recogen desmarques, consejos, presiones... "Robert es un ejemplo", viene a ser la frase más repetida de Xavi. "Se me acaban los adjetivos", reconoció por enésima vez.

"A Lewandowski no lo cambio por nada del mundo", dijo Xavi antes de viajar a Cádiz. Ya había comprobado que la realidad supera a la ficción también con Lewandowski. Nueve goles ha aportado en seis partidos. Esa contribución es la fundamental. Pero hay otra prestación interna, oculta, que tiene subyugado al técnico y de la que los culés deberían agradecer casi por igual: la predisposición.

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