Sete Benavides ha vivido este sábado su gran día. Casi diez años después, el mallorquín ha festejado la medalla de bronce que debió colgarse al cuello en los Juegos Olímpicos de Londres. No pudo ser en 2012 porque se quedó a centésimas del podio. Una presea que años después, en 2019, se le concedió tras la descalificación por dopaje del lituano Jevgenij Shuklin, plata en esa final del C1 200 metros.

El Comité Olímpico Internacional (COI) ratificó la tercera posición a Sete Benavides, quien no pudo recibir la medalla hasta el pasado miércoles. Fue en Madrid, en la sede del COE (Comité Olímpico Español), en una ceremonia muy distinta a la celebración que podía haber sido en Londres.

La fiesta se ha vivido esta tarde en RCN Port de Pollença, la casa deportiva de Sete Benavides. El club ha organizado una recepción a su deportista más destacado, en una cita a la que tampoco han faltado las autoridades deportivas.

Benavides, que por la mañana había entrenado como un día cualquiera junto a su técnico Kiko Martín, ha sido recibido por los jóvenes deportistas del RCN Port Pollença. Palas en alto, han hecho un pasillo mientras su referente chocaba sus manos entre los aplausos de los presentes.

Una jornada de fiesta en la que se han escuchado con emoción los diferentes discursos y en la que Sete Benavides se ha mostrado siempre cercano, firmando autógrafos y fotografiándose con quien se lo ha pedido en un día para recordar.