Los días de Rafa Nadal en París durante el torneo de Roland Garros, en el que participa desde 2005, año del primero de sus trece títulos, van a toda velocidad. Tras eliminar al número uno Novak Djokovic en la madrugada del martes al miércoles (6/2, 4/6, 6/4, 7/6) en cuatro horas y once minutos, atender en la sala de prensa y más de un centenar de periodistas y dirigirse a su hotel próximo al puente del Alma, donde Diana Spencer tuvo el accidente que le costó la vida en 1997, esta tarde se dispone a empuñar una raqueta para realizar un suave entrenamiento con vistas a las semifinales del viernes ante el alemán Alexander Zverev, verdugo de Carlos Alcaraz.

Lo hará Nadal en el pabellón Jean Bouin, próximo al Bois de Boulogne, donde está ubicado Roland Garros. Y será sin público, con la presencia de unas pocas televisiones acreditadas. Ya lo ha hecho alguna vez en la presente edición. El campeón de 21 grandes quiere tranquilidad y huir del bullicio de sus entrenamientos con público en alguna de las numerosas pistas de las instalaciones del grande de tierra. Nadal llena las pistas allá donde va, dándose la paradoja de que en la pista de al lado a lo mejor se disputa un partido oficial y no hay la mitad de espectadores que en la que se ejercita Nadal.

Será un entrenamiento suave, para no perder el contacto con la pelota. El esfuerzo ante Djokovic fue titánico y se prolongó algo más de cuatro horas. Al haberse disputado esta primera tanda de cuartos de final en martes significa que ahora disfrutará de tres días de descanso, que deben ser suficientes para afrontar con garantías el duelo con Zverev, que demostró ante Alcaraz encontrarse en un buen momento y, por lo tanto, se da por hecho en el entorno de Nadal que no será ni mucho menos un partido fácil.

Tras el entrenamiento, Nadal se dirigirá al hotel y es muy probable que salga a cenar en un restaurante cercano al hotel en compañía de su familia, como suele hacer cada vez que juega en París. En la capital francesa se encuentra su mujer, Xisca Perelló; sus padres Sebastià y Aina Maria, y su hermana Maribel, además de su equipo de trabajo.