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Gesto contra la guerra

Una medalla de plata por Ucrania devuelta a su titular

El ciclista alemán Tony Martin subastó "el mejor trofeo de su carrera deportiva" logrado en Londres 2012 para los niños refugiados y la empresa que ganó la medalla se la devolvió tras pagar 35.000 euros.

Tony Martin, con la medalla de Londres, junto al gerente de FitLine, Torsten Weber. INSTAGRAM / FITLINE

Esta es la historia de una medalla olímpica, pero también de un gesto hacia los niños refugiados de Ucrania que han salido de su país huyendo de la guerra tras la invasión rusa. Es la historia de una plata conseguida en los Juegos de Londres, subastada a través de internet, ganada por el mejor postor y devuelta a su propietario "porque siempre ha tenido que estar en el lugar que le corresponde".

Tony Martin es el protagonista, ciclista profesional hasta diciembre del año pasado, uno más en el grupo de honor que acompañó a Primoz Roglic en sus intentos por ganar el Tour. En enero aparcó la bicicleta después de convertirse durante 16 años como profesional en uno de los mejores contrarrelojistas del mundo. Cuatro títulos mundiales lo contemplan y también la medalla de plata representando a Alemania que logró en la cita olímpica de Londres, en 2012, por detrás de Brad Wiggins y por delante de Chris Froome.

El 27 de marzo, Martin en su casa de Alemania seguía como tantas otras personas los informativos televisivos. Veía las imágenes de Ucrania. Escuchaba que llegaban niños refugiados a su país y a tantos otros lugares de Europa. Y decidió hacer algo. "Si puedo decirles a mis nietos que ayudé a la gente con esta medalla significará mucho para mí". Entonces fue cuando decidió subastar lo que consideró como "el trofeo más importante de mi carrera deportiva", que contempla victorias en las contrarrelojes de las principales carreras del planeta ciclista, entre ellas las del Tour, prueba en la que también vistió el jersey amarillo de líder.

Martin pretendía reunir 20.000 euros que quería donar a la fundación alemana Wir Helfen Kinderns ('Ayudamos a los Niños'). "No puedo quedarme sentado en el sofá viendo las terribles imágenes de Ucrania y aceptar la situación. Quiero aportar mi pequeña parte y ayudar a estas personas", escribió en su cuenta de Instagram.

La puja iba bien y hasta empezaba a sobrepasar los 20.000 euros que Martin quería recaudar. Y entonces se produjo la gran sorpresa. La medalla había sido adquirida por la empresa de dietética alemana FitLine, que aportó 35.000 euros a cambio de la medalla olímpica.

"La podré mostrar a mis nietos"

Sin embargo, ¿la medalla iba a colgarse en alguna oficina o sala de trofeos de la empresa? Enseguida Torster Weber, gerente general de deportes de la sociedad, sacó de dudas. "La medalla debe quedársela quién le pertenece". Y ese no era otro que Martin. "Todos sabemos el corazón que le puso en Londres para ganar esa medalla y por eso debe quedársela Tony Martin", añadió Weber en Alemania.

Martin aprobó lógicamente el gesto y se fotografió con Weber y la medalla, en el estuche que le entregó el Comité Olímpico Internacional. "Me quedé sin palabras. Ahora podré mostrar esta medalla a mis nietos", dijo al saber que la medalla se quedaba en casa y que los niños ucranianos tenían 35.000 euros más para mejorar la situación lejos de su país.

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