Diario de Mallorca

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Entrevista
Kiko Navarro Lorca Entrenador de tenis

"Cuando Alcaraz tenía ocho años ya le decía a mi gente que iba a ser tenista y de los muy buenos"

Kiko Navarro, que entrenó al joven talento de El Palmar hasta que tenía 17 años, lleva ya casi dos décadas como técnico tras decidir a temprana edad colgar la raqueta ante la falta de patrocinadores

Kiko Navarro, en el Club de Campo de El Palmar, donde entrena a jóvenes talentos.

Kiko Navarro Lorca (El Palmar, 8 de mayo de 1985) es uno de los técnicos de la Real Sociedad Club de Campo, donde residió hasta los 25 años al ser su padre el conserje. Fue el encargado de entrenar a Carlos Alcaraz entre los 9 y los 17 años. Lo ha visto crecer desde que se proclamó subcampeón del mundo sub-10 en Croacia. Ahora disfruta desde la distancia de sus éxitos mientras entrena a otros jóvenes valores de la Región.

¿Cuándo se vinculó al deporte?

Empecé a jugar al tenis con cuatro o cinco años porque mi padre era el conserje del Club de Campo, vivíamos allí y venía tenis por todos lados. Hasta los 25 años estuvo viviendo en el club.

¿Qué tal jugador fue?

Jugué bien, pero no tuve suerte con los patrocinadores. Yo entrenaba con Almagro cuando su técnico era Antonio González Palencia. Llegué a jugar en alevines con Rafa Nadal, cuando ya era campeón del mundo y tuve dos bolas de partido contra él en un Campeonato de España en Alicante. Y ahí es cuando un socio del club, el propietario de Pollos Juan Pujante, estuvo muy interesado en esponsorizarme, pero al final no hubo un acuerdo. Entonces mi entrenador era Carlos Alcaraz padre y a partir de ahí jugué muy bien por equipos, siendo subcampeón y de Europa por comunidades con Nicolás Almagro. Pero con 16 o 17 años, un poco desanimado, me lo dejé porque era muy costoso y por eso, cuando empecé a entrenar a Carlos, lo primero que hice fue buscarle de patrocinador a Postres Reina.

¿Encontró la vocación como entrenador temprano?

Con 17 años ya estaba dando clases. Además, no sé si fue porque había jugado con Rafa y con Nico y lo había hecho más o menos bien, tuve mucho trabajo desde el principio, con muchas clases. Llevo ya casi 20 años en la enseñanza.

Y sigue dando clases en el Club de Campo.

Sí, todo el tiempo. Tuve el pequeño paréntesis, entre comillas, de entrenar a Carlos Alcaraz, aunque yo daba otras clases cuando no tenía que estar con él, y este año y medio que ya no estoy con él, sigo dando clases a tope.

¿Por qué empezó a entrenar a Carlos Alcaraz?

En el club había un grupo donde estaba él y dos niños más, que uno de ellos, Pedro Cobacho, también jugaba muy bien. Ellos tenían un entrenador, Carlos Santos, pero un día Carlos Alcaraz padre me comentó un viaje a Croacia para jugar un Mundial sub-10, donde el crío tenía plaza. Tenía él 9 años y yo me lancé a hablar con Alfonso, de Postres Reina, para que financiara el viaje. El padre me respondió que si lo conseguía, yo me tenía que ir con él. Y efectivamente, hablé con Alfonso, financió el viaje y Carlos se quedó subcampeón del mundo. A la vuelta, el padre me metió a entrenar ese grupo, pero estando yo más enfocado a Carlos Alcaraz. Estuve con él desde que tenía 9 hasta casi los 17 años.

Además, Carlos empezó a despuntar muy rápidamente.

Sí, de hecho en ese viaje siempre digo que empezó todo. Fue el primero que hizo fuera de España, se quedó subcampeón del mundo sub-10 y a la vuelta empezamos a jugar los Nike Junior Tour, que ahora es el Circuito Rafa Nadal, y el primero que hizo en Madrid, que era alevín de primer año, lo ganó. También ganó en Valencia y fue cuando hicimos un contrato más en serio con Postres Reina porque el crío destacaba. El otro día veía un video que me pasó un alumno del torneo de Tarbes, cuando tenía 12 años, y jugaba igual que ahora, derecha, revés, las dejadas, la volea…

Recuerdo un reportaje que le hice por su participación en Tarbes.

Sí, fuimos dos años y en uno hizo octavos y en otro cuartos, pero la sensación que tengo es que hablábamos demasiado del torneo ese y que por eso pudo ir un poco presionado. Por lo demás, no había una semana que no jugara semifinales o finales y mira que he viajado con Carlos. Esas cosas costaron disgustos con alguna novia a la que decía que torneo era difícil y que el miércoles o el jueves estábamos otra vez aquí, pero luego teníamos que quedarnos hasta el domingo.

¿Qué tiene de especial él?

Que le gustan los grandes escenarios y los grandes retos, le encanta jugar en sitios como la Caja Mágica, con mucha gente, y en un deporte tan psicológico y difícil como este, eso quiere decir que está hecho para ser número uno y lo va a ser. Uno de mis trabajos con él cuando era crío era la motivación, que la ha mejorado mucho, evidentemente. Era un niño con mucho talento, del que había que tirar un poco para trabajar en algunos momentos, pero en los grandes retos, muy pocas finales recuerdo haber perdido con él. Es que recuerdo verlo pelotear con su padre con cuatro años, que un niño casi no le da a la pelota, de campo a campo. Era una cosa asombrosa.

¿Detectar talentos de estos es difícil o fácil?

Este en concreto ha sido fácil de detectar, pero es que sale uno entre un millón. Quizás este ha salido demasiado rápido, como pasó con Rafa. Para mí no es un descubrimiento porque cuando tenía ocho años ya le decía a mi gente que Carlos iba a ser tenista. Por poco que uno entienda de tenis, se veía que iba a ser de los buenos. A día de hoy tengo claro que va a ser número uno. Tú puedes detectar un chico que puede jugar bien y tenga cualidades, como su hermano pequeño ahora, que la gente me pregunta, pero no es comparable con Carlitos porque no va a haber otro Carlos.

¿Las comparaciones con Rafa Nadal son dañinas para él?

Él pasa de esas comparaciones porque le hemos dicho muchas veces que pase. Hubo una época, cuando era más pequeñito, que en las entrevistas pedíamos que no le preguntaran por Rafa, que a Ferrero tampoco le gustaba. Pero al final Rafa es Rafa y Carlos es Carlos. Cada uno tiene su carrera, pero todo pinta que Carlos la va a tener casi tan buena como la de Rafa.

¿Dónde considera como técnico que es la clave para llegar a ser tenista?

Se tienen que dar un cúmulo de circunstancias. Carlos, por ejemplo, ha ido dando todos los pasos perfectos. Partiendo de la base de que el crío valga técnica y mentalmente, los padres tienen que estar dispuestos a hacer un sacrificio y darle tanta importancia al tenis como a los estudios. Luego está el dinero, que es fundamental, pero también las lesiones y la presión, que mucha gente se está dejando el tenis por eso. El ejemplo lo tenemos hoy en día en las mujeres que están abandonando a temprana edad como Barty o Azarenka.

Pero es difícil que otro Carlos Alcaraz se queda en el camino y no llegue por cuestiones económicas.

Es complicado. Aunque en su día no hubiese estado detrás de Carlos Postres Reina, también habría sido tenista, pero no sabemos a qué ritmo y el esfuerzo que tendrían que haber hecho los padres. Si no hubiésemos viajado tanto y siempre bien, es complicado. Y esas cosas se notan, porque no es lo mismo cuando vas a un torneo y no puedes salir ni a comer una comida medio buena porque los críos, cuando son pequeños, suelen ser muy delicados, que Carlitos lo era. Recuerdo un torneo en Casablanca, en una zona de medio de lujo pero donde la comida del hotel no era buena, que nos tiramos toda la semana yendo a una pizzería española porque podíamos pagarla, algo que no podía hacer todo el mundo. Yo he visto gente en los Futures durmiendo en furgonetas, en hoteles de mala muerte o encordando raquetas para sacarse un dinero. Son cosas que pasan en el tenis. Además, Carlos siempre ha tenido la suerte de tener un equipo encima de él, al margen de tener una familia vinculada al tenis. Y después, cuando tenía 15 años y ya se nos había quedado el entorno tenístico un poco pequeño porque estaba yo solo con el crío y no había gente alrededor para entrenar, apareció Ferrero. El manager habló con Juan Carlos, lo llevábamos a la academia unas horas y allí tenía la oportunidad de entrenar con gente de calidad. Para ser lo que Carlos va a ser, me he dado cuenta que todo tiene que salir perfecto. Incluso no ha habido lesiones aunque tuvo un tiempo con problemas de abdomen que se solucionaron.

¿Tiene Carlos algún punto débil?

Pues no sé qué decirte. Lo peor que tenía, que lo está mejorando mucho, es el saque, y mentalmente está comprobado que está al mismo nivel del resto. Tengo un poco de duda con la presión, pero eso se va a ver en los próximos meses o año.

¿No se quiere ir demasiado rápido con él?

Pero más por la gente.

¿Y no cree que le va a venir bien la derrota en Montecarlo?

Lo que tengo claro es que va a hacer un muy buen Godó, porque está en el club que lo tiene fichado, un sitio donde le encanta jugar, va a ir toda la familia y amigos, y desde el minuto uno las gradas van a estar llenas.

¿Hay más talentos en la Región de Murcia?

Hay buena cantera y en el Club de Campo hay dos o tres chavales de la quinta de su hermano Jaime que lo van a hacer muy bien. Siempre se ha trabajado aquí a un gran nivel, pero no tenemos que comparar a nadie con Carlitos porque como él no va a haber ninguno en muchos años. Ojalá me equivoque, pero ya te digo que no.

¿En qué inciden en estos chicos que destacan jóvenes?

Lo principal es que los padres estén dispuestos a arriesgar un poquito porque no puedes ser tenista jugando dos días a la semana. Tampoco te tienes que volver loco, pero hay que entrenar con más intensidad, compaginar bien el tenis con los estudios y que ayuden los profesores. Después la clave está en personalizar un poco más el entrenamiento, lo que conlleva un gasto económico para que tu hijo pueda entrenar más a nivel particular con un entrenador, que es la clave.

Al final mucho se resumen en el dinero.

No, el dinero no todo lo puedo conseguir. Yo recuerdo un chico que entrenaba el padre de Carlos Alcaraz, que su padre tenía mucho dinero, apostó por él y le sacó mucho nivel, pero no se acercó a ser tenista porque es muy complicado. Si no tienes algo que es innato, es muy difícil.

Para un tenista tiene que haber un equipo de técnicos detrás impresionante y eso cuesta mucho dinero.

Así es, pero es que, además, es de los pocos deportes donde el que manda es a quien le pagas y por eso hay tantos divorcios en el tenis y tantas peleas. Por eso en el tenis es fundamental que haya dos entrenadores, como durante un tiempo estuvimos Juan Carlos y yo, para viajar y que no siempre estuviera las 24 horas del día la misma persona dándote la chapa. Carlitos es un chaval muy bueno y Ferrero es un tío muy serio, pero nadie puede descartar que en el día de mañana pueda saltar alguna chispa entre ambos y se queme la relación, como pasa con todas las parejas. Son cosas lógicas. Para mí, una de las cosas que siempre me decía Toni Nadal y que siempre trabajé con Carlos, es la motivación. Siempre negociábamos las cosas. Por ejemplo, si quedaba un sábado por la tarde con él y me decía que se quería ir con los amigos, le pedía que me dijera la hora adecuada y después lo dejaba irse. La mano dura hay que tenerla, pero siempre con un poco de cariño, teniendo empatía.

Yo era muy partidario siempre con Carlos, cuando no lo veía motivado, de parar tres o cuatro días y mandarlo a su casa, pero a las 24 horas ya me estaba llamando diciendo que estaba para entrenar. Como veía la calidad que tenía, no me asustaba hacer menos horas, pero las que hacíamos tenían que ser de calidad.

Es que se quema mucha gente a edad temprana.

Yo he visto muchas burradas por ahí, gente que tenía entrenando dos horas a los críos por la mañana antes de un partido cuando nosotros solo hacíamos un peloteo de una hora. Por eso muchos se queman o están con lesiones de rodilla o columna con 15 o 16 años, una ruina. Hay otra gente que hay que hacerla tenista con mucho trabajo, pero cuando ves que alguien lo hace a la primera y bien, lo que quiero es que estés fresco mentalmente y con ganas. Por supuesto que es un deporte que requiere muchas horas, pero hay que tener cuidado con no quemar a los críos.

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