“¡Sí se puede, sí se puede!”, coreaban algunos aficionados en las postrimerías del partido convencidos de que la permanencia es posible. Y así lo exteriorizaron, más que por la victoria en sí (85-67), por la manera cómo se consumó. El Palmer superó claramente al Acunsa en prácticamente todas las facetas del juego, en porcentajes de tiros de campo, en rebotes, en asistencias y en valoración. Lo empequeñeció. Mostró muchos más recursos que su rival, excesivamente dependiente de su lanzamiento de 3 y que no pudo ni supo parar el recital ofensivo de los locales. Un buen partido, el más completo de la temporada y, por todo ello, la afición volvió a vibrar con su equipo. Una victoria merecida y vistosa.
Van Beck, Brown y Kostadinov fueron los referentes ofensivos con sus puntos, pero sería injusto olvidarse de las asistencias de Figueras, de las recuperaciones defensivas de Feliu, de la veteranía de Marinov, de los rebotes y la gran defensa de Cosialls o del inmaculado porcentaje de lanzamiento y la intimidación de Pavelka.
La concentración y el acierto perfilaron el primer acto. Van Beck se mostró activo e incisivo y suyos fueron los primeros 8 puntos del equipo. Le secundó Pavelka, que aprovechó las asistencias de sus compañeros y en el tramo final apareció Kostadinov que anotó en 4 minutos, 9 puntos. Los locales, que llegaron a ganar de 13, se mostraron superiores desde el salto inicial y los donostiarras, muy desacertados, no encontraron la forma de parar el vendaval ofensivo del Palmer (26-16).
En el segundo período (20-22) los guipuzcoanos cortaron la hemorragia de los primeros minutos. Mejoraron, pero solo les dio para recortar ligeramente la desventaja. Adecentaron sus porcentajes, pero nunca rompieron a barrera del -6. Palma llegaba al descanso con un marcador, 46-38, que no reflejaba su superioridad, pero que sí lo hacía la valoración estadística (Palma: 65/Gipuzkoa: 36).
En el tercer cuarto los inmobiliarios bajaron el pistón y los vascos se acercaron peligrosamente gracias a su defensa; llegaron a colocarse a 3. Los de Ciutat vivieron sus momentos más delicados. Brown inicialmente y Van Beck y Figueras posteriormente fueron los encargados de mantener a los suyos en el partido. Y, cuando el electrónico señalaba un preocupante 65-60, un parcial de 8-0, encabezado por el saber estar de Marinov, permitió concluirlo con un tranquilizador 73-60.
El último cuarto fue el de la confirmación. No fue muy brillante (12-7). Al Gipuzkoa le entraron las prisas. El tiempo se agotaba y la victoria se estaba convirtiendo en misión imposible. Las precipitaciones y el desacierto superaron sus ganas de remontada. Su productividad ofensiva fue esperpéntica. El Palma colaboró. El intercambio de errores le favorecía. Los puntos de Figueras, Kostadinov y Brown le permitió obtener la máxima ventaja del partido, +21 (85-64). Un triple visitante en los últimos segundos dejó el marcador en un contundente 85-67.
Por fin Son Moix había podido vivir un final de encuentro tranquilo, que permitió que debutara Xavi Andreu, y pudo celebrar con sus jugadores una victoria tan justa como necesaria.
Ficha técnica
85 - Palma Palmer: Brown (19), Figueras (8), Pavelka (8), Van Beck (20) y Cosialls (5) -cinco inicial- Marinov (6), Kostadinov (17), Feliu (2) y Andreu (0).
67 - Gipuzkoa: Simons (9), Steinarsson (5), Barton (9), Martínez (0) y Delas (14), -cinco inicial- Motos (0), Zubizarreta (14), Proleta (8), Oroz (8), Mallers (0) y Beraza (0).
Parciales: 26-16, 20-22, 27-22, 12-7.
Árbitros: López, Carrera y Alejo.
