Dos días, cuatro vuelos y muchas horas de incertidumbre. La mallorquina Alba Torrens ha vivido el regreso más largo a casa, tanto física como moralmente. La jugadora de Binissalem abandonó el pasado martes la ciudad de Ekaterimburgo tras recibir el visto bueno de su club, el UMMC Ekaterinburg, y a consecuencia de la expulsión de las competiciones internacionales de la FIBA de los equipos de Rusia a raíz del conflicto bélico con Ucrania.

Tras unos días con dudas y con tensión, debido a la incursión rusa en Ucrania, y a pesar de que Ekaterinburgo está a unos 2.500 kilómetros de Kiev, el Ekaterinburg autorizó a sus jugadores y técnicos a abandonar la ciudad y regresar a sus hogares. Con la Liga prácticamente ganada y con el título continental imposible tras la sanción –el conjunto dirigido por el español Miguel Méndez buscaba su quinto entorchado–, a los extranjeros del equipo les tocó la tarea más difícil: volver a casa.

Con el espacio aéreo cerrado en la mayoría de países a los vuelos procedentes de Rusia, a Alba Torrens no le quedó más remedio que buscar un aeropuerto alternativo. Con la Federación Española y la embajada pendientes tanto de ella como del seleccionador Miguel Méndez y su ayudante Nacho Martínez, la mallorquina encontró la vía de salida en Dubai. De allí viajó a Alemania (Dusseldorf), luego a Valencia y finalmente a Palma. Aterrizó en el aeropuerto de Son Sant Joan en la madrugada del jueves. Cuatro vuelos y dos días de viaje para llegar a Binissalem, para estar con la familia y descansar.

«Estamos muy lejos de allí y al principio hacíamos vida normal, seguimos adelante con las competiciones, tanto Euroliga como liga rusa», ha explicado el seleccionador Miguel Méndez al llegar a España. «El punto de inflexión se produce cuando empiezan las sanciones y cuando la Euroliga deja fuera a los equipos rusos. Y, sobre todo, este fin de semana, cuando la Embajada de España nos recomienda salir cuanto antes del país por el cierre del espacio aéreo», añadió en declaraciones a la web de la Federación Española (FEB). «Es en ese momento cuando las jugadoras se reúnen, toman la decisión de no continuar y de hablar con el club para que nos permita salir», aseguró.

Sin equipo

El futuro más inmediato de Alba Torrens, de 32 años y que este año buscaba su séptima Euroliga, es esperar. Sin equipo en el que jugar, aunque no ha rescindido contrato, tampoco puede fichar por ningún equipo español al haberse cerrado el plazo el 28 de febrero.