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Entrevista

Pepe Domingo Castaño: "El fútbol español es inaguantable"

El histórico locutor, que iba para sacerdote y acabó dando homilías en la radio, publica a sus 79 años sus memorias

Pepe Domingo Castaño.

"Pepe, un purito". Esa fue la primera de las cuñas publicitarias corales que creó Pepe Domingo Castaño ("Coronita, uh, fresquita, uh; el talonario, el talonario, talonario Bancotel..."). El histórico locutor del 'Carrusel Deportivo' y 'Tiempo de Juego' forma parte de la banda sonora de la radio española. Iba para sacerdote pero escuchó la llamada de "la otra vida". Soñaba con ser portero y luego cantante, como Julio Iglesias, aunque acabó ayudándole a escribir canciones a su amigo y ganándose la vida con un micrófono, pero de otra manera. A sus 79 años, publica sus memorias, 'Hasta que se me acaben las palabras' (Aguilar), con prólogo de su amigo Julio.

Dice que está vivo gracias a la radio. Empieza fuerte. 

Estoy vivo gracias a la radio porque cuando he estado malo, tenido un infarto o covid, el único acicate, lo único que quería era ponerme bueno para seguir haciendo radio. El deseo se acelera, las ganas de volver se aceleran, aunque te quedes sin voz, como me quedé con el infarto y el coronavirus, que afectaron lo que más quería, la voz. La radio es el punto final de todo lo que me pasa. Cuando unes voz y corazón, es imbatible.

Iba para sacerdote pero acabó haciendo homilías en la radio.

En cierto modo, sí. Para sacerdote no valía, porque me gustaba la otra vida. En una procesión, ya vestido de fraile con 16 años, vi como las chicas nos decían cosas y yo pensé 'este mundo tengo que conocerlo'. Y me fui del convento.

En la biografía se ve que recuperó el tiempo perdido.

Esa vida la empecé tarde pero luego recuperé el tiempo perdido. Me llamaban Pepe Fiestas. Tenía fama de vividor, me iba de verbena en verbena. Acostumbraba a subir a los escenarios a cantar con las orquestas y cuando volvían al pueblo me dejaban volver a cantar. O sea que no lo debía de hacer del todo mal. Ahí se fue fraguando mi deseo de grabar un disco, de cantar algún día... Todo forma parte de los sueños.

Usted y Julio Iglesias tuvieron trayectorias paralelas. Al final no pudo ser cantante pero le ayudó con sus canciones y todo.

Si no hubiera locutor de radio habría sido no cantante solista sino animador de orquesta. Cuando Julio grabó 'Un canto a Galicia' me pidió que le ayudara, al ser gallego, con algunas partes de la letra. Me fui al estudio, me hizo caso en casi todo menos en una cosa: lejos en gallego es 'lonxe' y no 'leixos', pero nunca fui capaz que dijera 'lonxe'. Ahí me hice bastante amigo. Y un día me dijo que se había enterado que yo iba a escribir un libro y que hablaba de él. Se lo envié, lo leyó y me dijo que le había encantado. Y yo, que le vi calentito, le dije que me faltaba el prólogo. 'Cómo te lo voy a negar, si eres mi hermano', me dijo. Y ahora me va preguntando 'cómo va el libro'. 'Hemos vendido 50.000 le contesto'. Y se descojona. Cuanto más se venda mejor porque no es para mí, sino que los beneficios son para Caritas y la Fundación Asleme. Es una forma de pagarle a la vida lo que la vida me ha dado.

¿Cómo nace este libro?

Nace hace 15 años, cuando escribí la primera parte como catarsis, refugiándome en la escritura. Me puse a escribir sobre la lluvia y acabé descargando mi arsenal de recuerdos hasta mi llegada a Madrid un 31 de diciembre. Ahí terminé. No pensaba publicarlo porque me parecía muy malo. Un tío en A Coruña insistió en que se lo mandara y me dijo que era un 'best-seller' pero que estaba incompleto, que faltaba toda mi vida profesional en Madrid. Un día me puse y cuando estaba maquetado pensé: '¿cómo puede ser que la primera vez que lo lees te parezca una mierda y cuando ha pasado el tiempo te parezca bueno? Nunca lo entenderé.

Dice que en la radio, como en el fútbol, para los de la cantera más difícil triunfar.

Yo me fui de Santiago engañando al director de la radio porque quería ver Madrid. En Madrid no dije que venía de la radio porque entonces me habrían tratado como gente de la cantera, que tarda más en triunfar. Hice unas pruebas para 40 Principales y me aceptaron. Cuando mi director de Santiago me escuchó me hicieron ir a Santiago a pedirle perdón. No me dio permiso, lo mandé a la mierda y me dijo 'quien manda a la mierda a un director no vuelve a la SER en la vida'. 'Ya lo veremos', le contesté. Y ese fue mi acicate durante cinco años hasta que me llamaron. Y fue uno de los días que recuerdo con más emoción, cuando Alfonso Morata (padre del futbolista), me llamó para decirme que me querían fichar. Y me puse a llorar como un niño. Era 1973.

Estuvo 37 años en la SER y tiene la espina clavada de no haberse podido despedir de la cadena de su corazón.

Es lógico. Cuando estás 37 años en una empresa tienes derecho a irte, a quedarte, a pedir permiso para irte... Los dos nos habíamos dado mucho. Era buen momento para decir adiós con buenas palabras pero no fue posible. Lo intenté pero se cerraron en banda, me demandaron y perdieron.

Sentencia que el fin del 'Carrusel' fue la mayor revolución de la radio española. ¿Da para serie de tele o después de 'Reyes de la noche' mejor ya no?

Mejor que no lo toquen, por favor, o si lo tocan que nos llamen a nosotros y sea fidedigno y no hagan la ridiculez de 'Reyes de la noche', que no tiene nada que ver con lo que pasó. Que está todo tergiversado. Haber hablado con los protagonistas y con los que vivieron aquella época. A Joserra (De la Morena) no le llamaron. No he visto nada peor en mi vida. Horrible. Si hasta ponen a José María García de borracho, cuando no bebe. Si hacen una serie de lo nuestro, que nos llamen.

En su biografía habla de su divorcio con De la Morena y su reciente reconciliación.

Sí, porque no vale la pena en la vida crearte enemistades eternas. Contra Joserra no tenía nada ni él contra mí, fue una disparidad de criterios. Yo vi que Joserra estaba cambiando y se estaba pareciendo mucho a una persona con la que había tenido sus líos (García) y se lo dije un día. Y él me dijo que yo no era el Pepe que había conocido. Bastó una chispa para que dejara de hacer el comentario que yo hacía al final de 'El Larguero'. Seguimos hablando y saludábamos, pero nos distanciamos. Reunirnos ahora de nuevo sirvió igual no para ser amigos íntimos sino para no ser enemigos y volver a ser compañeros. Me alegro mucho de haber recuperado su amistad.

Cuenta que en el 'Carrusel' aprendió a amar el deporte por encima de todo.

Antes sabía mucho de fútbol y de deporte, pero no sabía como era, no lo amaba. Cuando estás en el meollo, ves las reacciones de los jugadores, de los directivos, la unión de comentaristas con los protagonistas... Ahora ha cambiado todo eso, antes era gente asequible, con la que hablabas, tomabas copas. He tomado copas con muchos jugadores los domingos por la noche. No pasaba nada. ¿Ahora cuándo te encuentras a un futbolista y accede a tomar una copa contigo? En la vida. ¿Y una entrevista? Tiene que pasar 20 filtros. Hemos convertido a los futbolistas en dioses. La culpa es nuestra y ahora para llegar al Olimpo, joder lo que hay que pasar. Amé el deporte y somos muchos culpables de muchos de los vicios que ahora tiene.

En el libro no hay anécdotas de esas noches con futbolistas. ¿Secreto de confesión?

Cuando salías de noche y veías a un periodista había una especie de censura. Ni yo hablaba de que le había visto ni él tampoco. He visto a grandes figuras 'mamados' perdidos, de caerse a las seis de la mañana. Pero nunca hemos dicho nada. De vez en cuando aún veo a alguno. Menos, porque yo ya no salgo tanto y ellos se esconden más.

Sí que cuenta que Luis Eduardo Aute quiso pegarle, pero acabaron siendo amigos.

Eso lo cuento porque respondía a que yo había contado algo que era una verdad como un templo, lo otro pertenece a la intimidad. Una noche de juerga con un pacto secreto de silencio.

¿Es de los de odio eterno al futbol moderno? ¿Tiene nostalgia del fútbol de antes?

Antes ibas al avión o hotel de los futbolistas y no pasaba nada. Si querían contarte algún secreto lo hacían y si no, no. Ahora imposible. Antes era más bonito, más familiar, más íntimo. Y en el campo, el fútbol español es ahora inaguantable. No hay dios que aguante un partido entero entre simulaciones, protestas, interrupciones, gente que se tira tres minutos sin tener nada. Un fútbol que se juega para atrás, no se juega a ganar sino a no perder. Que se lo pasen 20 veces en defensa para que el portero la saque en largo. Salvo algún partido bueno, me encanta el juego del Celta, Athletic o Villarreal. El Madrid juega para atrás, contra el PSG ni jugó. Antes ganábamos casi todo en Europa ahora no ganamos casi nada. ¿Por qué? Hemos convertido el fútbol en un juego feo, antipático.

¿Aunque los duelos Messi-Cristiano no volverán, cree que se recuperaría algo de pimienta con pulsos Haaland-Mbappé?

Claro que va a cambiar con Haaland y Mbappé. El problema es que se han ido los que generaban. España era el centro del mundo futbolístico, ahora nos gana Inglaterra. Me gustaría que se viviera el fútbol en España como en Inglaterra y Alemania, con esa intensidad. En España entre el covid, que se han ido las estrellas y no ha venido nadie importante se ha venido abajo el fútbol. Si viene Mbappé y Haaland eso en dos días se cambia y vuelve el fútbol de verdad a España.

Su mejor y peor momento en el fútbol se lo ha dado su Depor.

El peor, el penalti de Djukic, España entera sintió que lo fallara.

Bueno, igual a los culés ya les pareció bien.

Yo he oído a algunos culés decir que les dio pena ganar un título de esa forma, de carambola. Djukic será el culpable toda la vida, pero él no lo tendría que haber tirado, los que deben hacer examen de conciencia los que debían tirar el penalti y no tuvieron huevos y tuvo que ser Djukic. Fue mi peor momento porque los deportivistas nunca lo habíamos vivido: ser aspirantes a ganar la Liga. El momento mágico fue cuando la Liga le devolvió al Depor lo que le debía. Fue una apoteosis, la ciudad entera en la calle. Disfruté mucho pero tuve la sensación de que algo en mí moría. Lo mejor de la felicidad es el camino, lo mejor de un viaje son los preparativos. El día que ganamos la Liga no sabía qué escribir para el final de 'El Larguero'. ¿Y ahora qué?

El 'Centenariazo'.

El día que ganamos la Copa en el Bernabéu en el centenario del Madrid yo estaba en el campo animando la fiesta, gané hasta el jamón que se sorteaba.

Del presidente que más habla es de 'San Lendoiro'. ¿Con cuál más se tomaría una coronita fresquita?

Con Florentino, que me cae muy bien y me parece un gestor fantástico.

Defíname con una palabra a Jesús Gil.

Irrepetible. Me dijo que quería regalarme una casa en Marbella. Yo le dije que ya tenía una. Estaba empeñado en que fuera en su barco pero nunca me monté, mientras otros muchos sí y nunca lo dijeron. Quería que formara parte de su equipo, de su Marbella, pero no acepté. Era un genio, en todos los aspectos, en los buenos y los malos. Podía ser el mejor y el peor. Y con todo lo que puede haber hecho yo lo tenía cariño.

Ruiz Mateos.

Sobrepasado

Mendoza.

Sibilino.

Núñez.

Anodino.

Bartomeu.

Incomprensible.

Laporta.

Loco.

¿Quién se retirará antes, Joaquín, el del Betis, o usted?

Yo creo que él antes que yo. En mayo hago siempre mi examen de ilusión en sangre: si tengo un 80% para arriba seguiré un año más. Pero el libro me ha dado nueva fuerza para seguir, para que el análisis salga bien.

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