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OPINIÓN

Rafa Nadal se merece más

Rafa Nadal.

Cuando era Director General de Política Exterior para Europa y Norteamérica en el Ministerio de Asuntos Exteriores, allá por los años 2007-2008, tenía por costumbre, todos los lunes, celebrar a primera hora una reunión con todos los subdirectores generales y algunos consejeros principales, para examinar la actualidad y para intentar planificar la semana de trabajo.

Un lunes, probablemente después de un domingo victorioso de Rafa Nadal en el torneo de Roland Garros, se me ocurrió decir: «Ojalá tuviéramos a Nadal sentado a esta mesa». Observé caras de escepticismo y arqueo de cejas en torno a mí. ¿Un tenista ocupándose de política exterior? Mi respuesta fue: «Sí, sería estupendo contar con él como consejero. Estoy seguro de que cualquier empresario estaría encantado de contar con él en el consejo de administración o como asesor externo».

Mis colaboradores seguían mirándome con cara de sorpresa. Por eso, añadí: «¿No os dais cuenta de que nunca se equivoca en la apreciación del juego, en lo que hay que hacer en cada momento? Puede fallar, pero no porque se haya equivocado en lo que era más conveniente hacer. Y si se equivoca, tiene una capacidad de autocorrección inmediata, fabulosa».

Y proseguí: «¿No os dais cuenta de que tiene un espíritu ganador innato, una enorme capacidad de sufrimiento, que nunca se da por vencido y que siempre juega con la misma intensidad, la primera como la última bola?». Pues estos valores son universales, valen para el deporte, pero también para cualquier actividad profesional. Tener en cualquier equipo a una persona de la capacidad y personalidad de Rafa Nadal sería un lujo.

Toni Nadal, su tío y valedor, tiene algo que ver cuando le dijo a su sobrino en vísperas de un partido decisivo contra Federer: «Es mejor que tú, tiene mejor servicio, su derecha es impresionante, su revés es mejor que el tuyo, su volea es insuperable, pero tienes una oportunidad para ganarle». Ante el asombro de Rafa, le dijo: «Sí, puedes ganarle si juegas cada bola como si fuera la última, siempre con la misma intensidad». Nadal ganó.

En tiempos de crisis, necesitamos valores para que nos recuerden siempre cuáles son nuestros referentes morales. Ahora que están de moda el postureo, la frivolidad y la falta de respeto, Rafa Nadal nos muestra en cada actuación que posee esos valores que le encumbran y que le hacen un ganador nato, un vencedor a base de valores: Preparación, inteligencia, respeto a los rivales, humildad, capacidad de sufrimiento y espíritu competitivo total sin humillar nunca a nadie.

El pasado domingo en Melbourne pudo haber perdido, en el tercer set tuvo momentos muy difíciles, pero se repuso, una vez más sin perder los nervios, sin abandonarse, sin entregarse a lo inevitable. Siguió y siguió hasta encontrar la bola ganadora. Hubiese escrito esto mismo si hubiese perdido la final porque Nadal ya es el mejor deportista español de todos los tiempos y lo único que hace ahora es engrandecer su leyenda.

Tengo la impresión de que ha llegado el momento de que Nadal tenga un gran reconocimiento en la isla que le vio nacer y a la que él tanto quiere y respeta. Creo que hay que hacerlo ya, antes de que se retire o que surjan otras cuestiones.

Por eso propongo que el aeropuerto de Palma pase a llamarse «Aeropuerto de Palma- Rafa Nadal». Creo que se lo merece sobradamente. No se me escapa que hay mucha gente en nuestra sociedad que se merece también un reconocimiento, gente anónima que ha aportado mucho a la colectividad. En este sentido también sería partidario de erigir un pequeño monumento recordatorio del trabajo del personal sanitario durante la pandemia y de sus víctimas mortales. Es de justicia.

Por todo ello, quisiera crear una plataforma de opinión a favor de poner el nombre de Rafa Nadal al aeropuerto e invito a todas las personas que compartan esta opinión a mandar un email con sus datos a esta dirección:

delmaramanda@yahoo.es

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