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Análisis / Minuto 91

Australia da una lección al mundo en el caso Djokovic

El tenista balcánico, convertido en un apestado internacional, encaja su peor derrota y su cruzada contra todas las decisiones médicas, políticas y sociales

Novak Djokovic, en el interior del coche que le condujo a los juzgados.

Doce días ha durado el partido más largo en la carrera de Novak Djokovic. Y el más importante. Y lo ha perdido de manera clamorosa. El Gobierno y los jueces federales de Australia han dado una lección al mundo y han dejado claro que con la salud no se juega. El tenista serbio, número uno del mundo sin discusión, no solo ha pretendido entrar en el país oceánico sin vacunarse, sino que además ha mentido no una, sino varias veces, para conseguir su objetivo. Y le han cogido con las manos en la masa. Djokovic ha jugado con fuego y se ha quemado. Alguien de su entorno, y no precisamente su padre, un ultra que ha quedado retratado con su verborrea interminable, debería haberle advertido del enorme riesgo que corría si viajaba sin haberse vacunado. En Australia no van de bromas. ¿Cómo no van a tomarse la pandemia en serio si hasta 300.000 australianos no pudieron entrar en su país durante los nueve meses que este continente estuvo confinado? ¿Con qué autoridad obligas a alguien a vacunarse si permites a Djokovic que entre sin ningún problema? El serbio, convertido en un apestado internacional, ha perdido su cruzada contra todas las decisiones médicas, políticas y sociales. Ha ido contra el mundo y el mundo le ha caído encima. Ahora habrá que estar expectantes a cómo reaccionan los patrocinadores de Djokovic y si siguen queriendo estar vinculados a un antivacunas.

El falso discurso de Rubiales

En una entrevista sin desperdicio en la Cadena Ser, el presidente de la Federación Española de Fútbol no pudo estar más desafortunado en su intento de defender la disputa de la Supercopa de España en Arabia Saudí, una dictadura sanguinaria en la que, entre otras barbaridades, se fulmina a los opositores y se cortan las manos a los ladrones. Con lo fácil que hubiera sido decir la verdad, que el torneo se disputa allí porque los jeques pagan 45 millones de euros por cada una de las tres ediciones firmadas. Lo que más rabia da es su discurso, tan falso como vergonzoso, de que la presencia de la Supercopa en Arabia Saudí beneficia el desarrollo en el fútbol de las mujeres, convertidas en un mero objeto en la vida cotidiana del país. Sí, las mujeres entraron en el estadio, pero tapadas y siempre acompañadas de un varón. La mejor forma de combatir esta injusticia es vetando a este tipo de países, por mucho dinero que pongan sobre la mesa. El resto es ayudar a un lavado de cara. Lamentablemente, no es la única relación del deporte-negocio con los países de los petrodólares. Ahí está la Fórmula Uno, el motociclismo o la implicación de Catar o Emiratos Árabes en los clubes-Estado como el PSG o el Manchester City. O la disputa del próximo Mundial en Catar, por primera vez en la historia entre noviembre y diciembre.

 

La cruz de la clasificación del Mallorca

No sé cuál es la solución, pero alguna tendría que encontrar el Mallorca para que el aficionado que acude a Son Moix no pase un calvario a la hora de pasar los tornos. Las colas que se forman deberían hacer recapacitar a alguien con mando en el club. Todavía están a tiempo.

Un diez para el Atlético Baleares

La lógica se impuso y el equipo blanquiazul se despidió de la Copa ante el Valencia. Con la cabeza muy alta.

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