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Aniversario

Francia recuerda los 20 años del partido maldito de los 'bleus' contra Argelia

Se cumplen 20 años del accidentado Francia-Argelia del 6 de octubre de 2001. Los silbidos a la Marsellesa y una invasión de campo lastraron un encuentro organizado como símbolo de la “reconciliación” entre ambos países y que acabó por mostrar que las tensiones bilaterales no habían cicatrizado y evidenció las fracturas identitarias francesas

Policías junto a hinchas argelinos durante el partido Francia-Argelia del 6 de octubre de 2001.

Fue organizado como el partido de la “reconciliación”, pero terminó como uno de los encuentros más decepcionantes de los 'bleus'. Este miércoles se cumplen 20 años del Francia-Argelia del 6 de octubre de 2001. Ese día marcaron Candela, Petit, Henry y Pirès (Almadi para el combinado argelino) y los franceses se impusieron por 4-1. A primera vista, fue un partido plácido para la entonces selección campeona del mundo. Pero quedó petrificado en la memoria como uno de los más amargos para la sociedad gala, que sigue con mucha más pasión a su selección absoluta que a cualquiera de sus clubs.

¿Qué sucedió esa noche? Las selecciones de Francia y Argelia se vieron por primera vez las caras en su historia en el Stade de France en Saint-Denis. “Cuando se anunció la celebración del encuentro, hubo una gran alegría, sobre todo entre aquellos franceses de origen argelino”, explica la diputada comunista Marie-George Buffetentonces ministra de Deportes del Ejecutivo liderado por el socialista Lionel Jospin. El partido debía celebrarse pocas semanas después de los atentados del 11-S en Estados Unidos y eso hizo dudar a las autoridades ante el riesgo de un nuevo ataque. Pero tuvo lugar y se enfrentaron sobre el césped dos países marcados por la colonización francesa de Argelia y su posterior independencia.

Instrumentalización política

Quedó claro desde un inicio que no sería un partido fácil. Cuando sonaron los himnos, el de Argelia fue respetado, pero la Marsellesa silbada por una parte considerable del público. Desde que empezó a rodar el balón, la situación se calmó y se impuso la lógica futbolística. El equipo liderado por Zinedine Zidane —un francés de origen argelino— vencía plácidamente por 4-1 contra una Argelia con un potencial muy inferior al actual. El encuentro no hubiera pasado a la historia sin lo sucedido a partir del minuto 76. Entonces, una aficionada del equipo argelino saltó al campo y siguieron su ejemplo centenares de ellos. Ante la invasión del césped, se suspendió el partido de los 'bleus', por primera vez desde 1904.

Aunque los hechos ocurrieron sin ninguna violencia —nada que ver con lo que sucedió en el reciente Niza-Marsella—, desencadenaron una tormenta mediática. “Hubo una instrumentalización política que duró varios meses”, lamenta Buffet sobre un partido que despertó “todos los fantasmas silenciados en las relaciones entre Francia y Argelia”. “Lo que me entristeció es que no hubiera jóvenes que aplaudieran la Marsellesa y que se pelearan con los que la silbaban”, dijo entonces el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, que pocos meses después llegó de manera inesperada a la segunda vuelta de las presidenciales de 2002.

El final del sueño multicultural del 98

La polémica generada por ese partido debilitó el mito de una Francia multicultural feliz, construido en torno a ese equipo imponente de los 'bleus', campeones del mundo en 1998 y de Europa en 2000. Esa selección no solo la integraban numerosos franceses de origen extranjero, sino también destacados militantes antirracistas, como Lilian Thuram, exdefensa del Barça. Sin embargo, ese “espíritu black-blanc-beur (negro-blanco-magrebí)” quedó, en parte, soterrado por la polémica de ese Francia-Argelia. “El mito de 1998 de un equipo multicultural exitoso fue construido sobre todo por los medios. Ya entonces había fuertes tensiones en los barrios periféricos”, recuerda el sociólogo William Gasparini, especialista en temas de deporte. Desde entonces, las selecciones de Francia y Argelia no han vuelto a verse las caras. Esta posibilidad ha quedado como un tabú. “Es increíble que no haya habido otro partido, pero las autoridades temen que se repita lo sucedido hace 20 años”, afirma Buffet. La Federación Francesa valoró seriamente esta posibilidad en los últimos años. “Pero la política impide hacerlo”, lamentó en junio su presidente Noël Le Graët, en declaraciones a la revista 'So Foot'. “Dudo mucho que un partido de este tipo sea posible en el contexto actual”, sostiene Gasparini. Este profesor en la universidad de Estrasburgo recuerda el momento especialmente delicado en que se encuentran las relaciones entre París y Argel. La restrictiva política de visados francesa y unas polémicas declaraciones del presidente Emmanuel Macron no sentaron nada bien entre las autoridades argelinas, que llamaron a consultas a su embajador en París. En un contexto de este tipo, un partido de fútbol podría ser espectáculo en que se calmaran estas turbulencias diplomáticas. O bien un evento en que se exacerbaran las tensiones enfrentadas.

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