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Pesca submarina

De la cesta a la pesca

La mallorquina Malen Sart, a sus 52 años flamante campeona del mundo de pesca submarina en Cerdeña, consigue una triunfal transición desde el baloncesto, que practicó hasta los 43, a la disciplina que le ha dado la gloria deportiva

De la cesta a la pesca Tony Tenerife. Binissalem

Trasladándonos una década atrás en el tiempo, nadie que acudiese los domingos al Palau d’Esports de Inca podía imaginar que aquella jugadora que portaba el dorsal número 15 en el Bàsquet Inca, curtida en mil batallas y con los 40 ya cumplidos, sería justo una década después campeona del mundo de pesca submarina. Un hecho impensable en un principio, pero que Malen Sart Bonnín (Palma, 13 de febrero de 1969) hizo realidad. Con trabajo, creencia en sus posibilidades y una condición física excepcional. La misma que le permitió sumergirse más allá de lo entrenado –a más de 20 metros a pulmón- para conseguir las piezas que al final le dieron el cetro mundial.

Historia de una transición

Lo curioso fue el proceso, la transición del baloncesto a la pesca submarina. «Hace trece años, jugando en Sa Pobla, empecé a practicar el deporte de la pesca submarina, pero sin competir. En el 2013 mi marido, Sebastià Torre, me propuso participar con él en categoría masculina por parejas. Le dije que estaba loco, que nos pasarían por encima. Al final, me convenció, y así arranqué», recuerda. Abandonó entonces la práctica de un deporte, el de la canasta, que la llevó a jugar en el Jafuda Cresques, Sant Josep, Bons Aires, Inca, Sa Pobla, Binissalem, y otra vez Binissalem para retirarse a los 43 años. La ilusión, la chispa, ya se la daba la pesca submarina.

Una amplia experiencia en el deporte de la canasta. Malen Sart practicó el baloncesto hasta los 43 años, jugando en el Jafuda Cresques, Sant Josep, Bons Aires, Bàsquet Inca (en la imagen, con el número 15), Sa Pobla y Binissalem, club en el que se retiró.

Cambio físico

«Es como la cara y la cruz de una moneda. El hecho de que toda la vida haya hecho deporte ha facilitado el cambio. Mi cuerpo actual no tiene nada que ver con el que tenía cuando jugaba a baloncesto. La musculación es diferente. Hay que pensar que un entreno de pesca submarina no son dos horas en el mar, sino que es todo el día; desde los preparativos hasta las cuatro o cinco horas que estás en el mar. Juegas como entrenas en el baloncesto. Aquí, sería entrenas como compites», explica. Y cuando el mar no está para ‘visitas’, alternativas como «ir en bicicleta, caminar rápido por espacio de dos a tres horas, spinning para el tema del cardio».

Incorporación tardía

«Con 25 años, mientras jugaba a baloncesto, ya tenía inquietud por practicar la pesca submarina. El problema es que no había el material necesario para que las mujeres pudiésemos hacerlo, como eran los trajes, las gomas o las escopetas que empleas para capturar los peces», señala. «Fui a la tienda de pesca del tres veces campeón del mundo, Pep Amengual, a probarme unos trajes de buceo. Y todos me venían enormes, no sé si porque yo soy pequeñita o qué”, recuerda una Malen Sart agotada por el tirón mediático de su conquista mundial.

Una vez metida en dinámica competitiva, siempre al lado de su pareja, llegaron los premios, con dos títulos de España y siendo la única dupla mixta de la competición. Todo empezaría a cambiar en el 2016. Gracias a la iniciativa de Bernat Castell, del club CIAS, se consiguió organizar el primer Campeonato de España femenino de pesca submarina en aguas de Mallorca. De esta forma, Malen y un ya nutrido grupo de deportistas han participado hasta en cinco campeonatos, haciéndose con dos títulos -Tenerife 2018 y Cantabria 2021-, un subcampeonato en 2019 en Cádiz y un tercer puesto en Mallorca en 2016. Después llegó el salto hacia Europa, con una tercera plaza en el Europeo de Dinamarca y el oro por equipos. «Aquí ya vimos que el nivel competitivo que teníamos era bastante alto», reconoce.

El lugar ‘imperfecto’

Con respecto al éxito obtenido en aguas de Cerdeña, afirma con rotundidad que el título «no ha sido fruto de la casualidad, sino del trabajo realizado durante los últimos cinco años». «Siempre ayudada por mi marido, así como los técnicos de la Federación Española que nos daban una mano, y que siempre es bienvenida», añade satisfecha.

Malen ya sabía lo que le esperaba: «Hablé con Pedro Carbonell y Alberto March, que ya fueron a Cerdeña al Europeo del 2001. Y me dijeron que me pusiera tranquila, porque allí no iba a encontrar un puñetero pez… y pensé que al menos capturaríamos peces de 300 gramos de peso como hay en Mallorca». Lo que se encontró fue todavía peor de lo que se imaginaba: «En una zona donde el noventa por ciento era arena, y no nos permitían capturar peces de arena; con el agua caliente a 28 grados (que provoca que el pez no esté arriba), con las piedras que eran ciegas (sin agujeros para que el pez se cobije)… La verdad, lo veía todo muy negro. Hasta que conseguí pescar un cap roig a 18 metros de profundidad. Eso me dio fuerzas y ánimos, ya que gané la primera manga. Y en la segunda solo tenía que vigilar a la norteamericana Rosibel Molina. Al enterarme, a las doce del mediodía, de que yo llevaba cuatro piezas y ella ninguna, ya me vi campeona del mundo».

«Cuando mi marido me propuso practicar la pesca submarina le dije que estaba loco»

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Con todo, la deportista del Club Perlas Manacor reconoce que «aunque no hubiera capturado ninguna pieza, habría vuelto a casa igual de orgullosa por el trabajo hecho». «Cuando más trabajo, más suerte tengo», sentencia. Al final, campeona del mundo, completando el podio las también españolas Sandra Prat y Ainhoa Abellán, logrando también España el título por equipos en un campeonato del mundo en el que se alcanzó la perfección.

«Una palmadita, una Copa y a casa»

Siendo como es la pesca submarina un deporte minoritario, no solo «no te arregla la vida, sino que además te cuesta dinero». Sart reconoce que «logras un título del mundo y lo que recibes es una palmadita, una Copa y a casa». Al ser considerada por la Federación Española como DAN (Deportista de Alto Nivel), recibe una serie de ayudas económicas que le permiten dedicar más tiempo a la práctica de este deporte. El Govern Balear también aporta «unos 2.000 euros, pero todas las ayudas son bienvenidas», afirma.

«Sin espíritu colectivo»

La ‘cultura del esfuerzo’ no es el fuerte de la juventud de hoy en día. Así lo ve la propia Malen: «Hoy en día no hay la implicación que había antes, falta de sacrificio, de responsabilidad que implica estar en un equipo. Les da igual si juegan o no», desvelando así uno de los motivos por los que dejó el baloncesto: «No tenía por qué aguantar esa falta de respeto que había al equipo. Y con la pesca submarina soy feliz, ya que es el resultado de mi trabajo. Y creo que acerté con esta decisión».

«No me planteo la edad que tengo»

Malen Sart no se obsesiona con la edad. «Tengo 52 años, pero no pienso en ello. Me cuido muchísimo. Para mí, la alimentación es clave. Sé que no recupero como una deportista más joven. Yo no me planteo si puedo o no, solo pregunto si mi cuerpo está bien. Y por encima de todo, no plantearte qué edad tienes. Es también un tema psicológico, de querer hacer las cosas, de ser siempre positiva. Es estar bien con uno mismo».

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