El Barça cayó ayer ante un incansable Real Madrid que supo reaccionar cuando parecía tener perdida la Supercopa Endesa en el tercer cuarto (63-44). Campeón de las tres ediciones anteriores, el cuadro blanco buscaba su octava Supercopa y la sexta frente a un conjunto azulgrana que aspiraba a romper una sequía de seis años y, de paso, alcanzar a su gran rival en el palmarés con siete entorchados.

Sergi Llull vivió un día cargado de emociones. Después de un mal partido en semifinales, el menorquín se destapó con un partidazo, anotando 24 minutos y proclamándose MVP de la Supercopa Endesa en la misma cancha en la que sufrió en 2017 una grave lesión de rodilla. Una rotura de ligamento cruzado que le mantuvo muchos meses alejado de las canchas. Tras el pitido final y la remontada blanca, Llull rompió a llorar sobre el parqué tinerfeño.