El fútbol sala es muy cruel con el Palma Futsal. Cuestión de mala suerte, de mal de ojo o de alguna explicación que nadie encuentra. El conjunto isleño no jugará la final de la Primera División tras perder contra el Barcelona… en la prórroga. Otra vez. Como en el partido de ida. Los goles de Daniel y Dídac en la segunda parte del tiempo extra acabaron con el sueño de los mallorquines, que dejaron escapar una renta de dos goles en el descanso. Un parcial de 4-0 en catorce minutos para olvidar dejaban la eliminatoria casi imposible pero el equipo empató con el juego de cinco forzando la prórroga. Otra vez cae en semifinales sin perder ningún partido en el tiempo reglamentario.

El Palma Futsal salió a la pista con todo en contra, pero con las ideas muy claras. Las opciones de éxito pasaban por competir a un gran nivel frente a una de las mejores plantillas del mundo. Los primeros minutos delataban lo mucho que había en juego, con dos equipos evitando los errores sabiendo el potencial del rival. Los de Antonio Vadillo salieron a competir y a ser protagonistas.

Marlon marcó el primer gol del partido con una gran volea tras un saque de esquina. Fue el primer golpe. Y Nunes tuvo el segundo en la siguiente jugada. El Palma derrocha personalidad y carácter en cada pista en la que juega, sin distinciones. Ha aprendido a competir en las rondas finales y poner contra las cuerdas a los grandes, sin que la diferencia de presupuestos se note sobre la pista.

Dídac realizó dos grandes intervenciones en sendos disparos de Vilela y Raúl Campos mientras que Ximbinha tuvo una contra clara que salvó Carlos Barrón. El Palma Futsal exhibió poderío a nivel defensivo, la gran base del nivel competitivo del equipo en las últimas temporadas. Claudino tuvo otra pero Adolfo salvó dentro del área. En los minutos finales el Barcelona se hizo con el dominio del balón pero las ocasión más claras fueron del Palma, que marcó el segundo antes del descanso. Lolo robó el balón en la salida del equipo rival y se lo entregó a Raúl Campos, que no perdonó en el mano a mano ante Dídac.

Antonio Vadillo da instrucciones durante el partido de ayer en el Palau Blaugrana. | PALMA FUTSAL

El resultado era inmejorable pero quedaban veinte minutos por delante. Y en el Palau Blaugrana se pueden hacer muy largos. Dyego marcó el primero de los locales y comenzó un asedio que dilapidó la ventaja balear. Carlos Barrón tuvo que intervenir en numerosas ocasiones y al equipo le costaba en exceso contener al rival. Ferrao marcó el gol del empate y, dos minutos después, Adolfo le daba la vuelta a la eliminatoria. El equipo que durante casi toda la liga fue el menos goleado no pudo contener unos minutos cruciales en los que se les escapaba la eliminatoria. Y por si fuera poco, Ferrao marcó el cuarto aprovechando la inercia de los locales y el desconcierto de los palmesanos. Casi todo estaba perdido por lo que tocaba arriesgar. Y el Palma lo hizo. Y le salió bien. Vadillo apostó por el portero-jugador para los últimos cinco minutos de encuentro y obtuvo la recompensa. Higor marcó el tercero a tres minutos del fial y Raúl Campos el cuarto cuando quedaba poco más de un minuto. El Palau enmudeció. Y se llegó a la prórroga. Dícese de ese tiempo extra en las eliminatorias que golpea siempre al Palma Futsal. Pasó en la final de la Copa del Rey de 2016, en el partido de ida del sábado después de mandar cuatro balones al palo y otra vez en el Palau, el mismo escenario en el que jugó dos prórrogas en las que no encajó pero acabó sucumbiendo en los penatis. En este caso, Daniel y Dídac asestaron los dos golpes definitivos en la segunda parte de la prórroga para impotencia del cuadro balear.