El deporte no va de merecer, va de ganar. Y cuando el portero rival es el mejor del partido quiere decir que haces muchas cosas bien y que solo falta el golpe final, el gol, lo más importante. Y cuando no marcas, te condena. Y da igual todo lo demás. El Palma Futsal lo hizo todo para ganar. Tuvo ocasiones, fue valiente, dominó al Barça pero le faltó acierto. Los palos y Dídac, el portero rival fue el mejor el partido, evitaron la victoria balear, muy merecida por lo visto en la pista.

En cambio, el Barça no perdonó. Ni en el partido, ni en la prórroga, una vez que el Palma consiguió forzar el tiempo extra en los últimos minutos del partido. El miércoles necesitará ganar para no quedar eliminado.

Son Moix se vistió de gala para abrazar la tercera semifinal liguera consecutiva y con la ambición de cambiar la historia y poner la primera piedra para superar una barrera que hasta ahora ha sido infranqueable. El Palma Futsal salió a la pista frente al mejor equipo del mundo con la idea de dominar el encuentro. El crecimiento del equipo en los últimos años es, entre otras cosas, un cambio de mentalidad. Se siente competitivo y capaz de ganar a los grandes, como ha hecho en los últimos años. Salió a dominar, a tener el balón y a jugar en la pista del Barça, a ser protagonista. Y el grande, ahora, cuando visita Son Moix juega a defender y esperar para salir a la contra.

El cambio es sustancial y así fue gran parte de la primera mitad. El Palma fue a por el partido. Comienzo intenso entre dos grandes equipos, con mucho potencial. Los locales salieron con las líneas adelantadas para jugar en el campo rival mientras el Barça trataba de cerrar filas para sellar su portería. El portero del Barça comenzaba a ser decisivo y no solo bajo palos. El inicio del juego de su equipo se iniciaba en Dídac, que salía del área para forzar al Palma a retroceder a su pista y pasar a atacar de cinco sin cambiar el portero por un jugador. Y la estrategia le salía bien para cortar el ritmo del rival.

Vista general del Palau de Son Moix, con la presencia de 1.500 espectadores. | PALMA FUTSAL

El Palma Futsal era mejor y buscaba con más intensidad la portería rival pero fallaba la definición. Y cuando se perdona no es buena noticia. Dídac quiso ser el protagonista del partido y marcó el primero. Avanzó con el balón hasta zona de peligro y armó un disparo de media distancia que habría firmado cualquier jugador de campo y que supuso el primero del partido. El gol supuso un golpe moral para los locales, que veían cómo su esfuerzo no se traducía en un premio, pero quedaba mucho partido por delante.

En la segunda mitad, los locales asumieron riesgos y merecieron el empate. Otra vez el palo salvó al cuadro azulgrana. En una de las contadas ocasiones que tuvo el Barcelona, en una contra, Marcenio marcó el segundo. Jarro de agua fría. El gol hizo que el Palma apostara por jugar con Diego Nunes como portero-jugador.

Y con la decisión llegó el gol. Raúl Campos enganchó un disparo cruzado desde la frontal que sorprendió a Dídac. Quedaban poco más de cinco minutos para, como mínimo, empatar el partido y forzar la prórroga. La insistencia tuvo premio y Vilela empató. En la prórroga, Aicardo remató a media distancia y sorprendió a Fabio para dar la victoria a su equipo. Una lástima.