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Nadal quiere ser el más grande

El trece veces campeón en París debuta mañana ante el australiano Popyrin

Nadal conversa con Moyá en un descanso del entrenamiento del viernes en Roland Garros. EFE

Si el deporte fuera una ciencia exacta, si los números resultaran infalibles, se podría asegurar que Rafa Nadal Parera levantará el próximo 13 de junio la Copa de los Mosqueteros por decimocuarta vez. Pero, afortunada o desgraciadamente, no es así. El tenista de Manacor opta a proclamarse en el Bois de Boulogne el jugador con más títulos de Grand Slam de la historia, con 21 entorchados, o lo que es lo mismo, el mejor tenista de todos los tiempos, lo que desharía el empate que ostenta con el suizo Roger Federer.

Pero, aunque parezca que Nadal juega en la tierra de París como si estuviera en el patio de su casa, no va a ser fácil alcanzar una nueva gesta. La nueva generación de tenistas está apretando fuerte, y los Tsitsipas, Zverev, Medvedev, Rublev y compañía, como lo han hecho ya, son capaces de dar un susto a cualquiera, incluido al indiscutible rey de la tierra. Sin olvidar al número uno, Novak Djokovic, finalista el año pasado y que deja claras sus intenciones cada vez que tiene un micrófono delante: “Mi pensamiento está solo en los torneos de Grand Slam”. El serbio suma 18 grandes tras el obtenido el pasado mes de febrero en Australia, su torneo, como lo es Roland Garros para Nadal.

La leyenda de Rafa Nadal en Roland Garros Fuente: ATP / DDM

La regularidad de Nadal en el grande de tierra y su trayectoria en la arcilla invitan de nuevo a ser optimistas sobre las posibilidades de un jugador que el próximo jueves cumple 35 años. El manacorí ha alcanzado las cien victorias en París, ante Djokovic en la final del año pasado, celebrada en octubre por la pandemia de coronavirus. Cien victorias en 102 partidos, unos números que se hace difícil imaginar que alguien pueda superarlos algún día. En su torneo fetiche solo ha cedido 27 sets de un total de 325 disputados, y de sus 501 partidos sobre tierra a lo largo de su carrera, ha ganado 459 y ha perdido solo 41. La tierra es su hábitat natural, como lo explica que de los 88 títulos que figuran en su palmarés, 62 los ha conseguido sobre polvo de ladrillo.

Nadal llega “preparado” a su gran cita de la temporada. Cuartofinalista en Montecarlo y Madrid, se ha impuesto en el Conde de Godó y en Roma, derrotando en la final al número uno, lo que le proporciona un plus de confianza. El mallorquín sufre en los torneos a tres sets, incluso en tierra (tuvo que levantar dos pelotas de partido ante el canadiense Shapovalov en los octavos de Roma, y Rublev y Zverev le superaron en Montecarlo y Madrid, respectivamente), pero la historia es muy diferente a cinco sets. En París solo han sido capaces de ganarle el sueco Soderling en 2009, en su primera derrota en París después de treinta victorias consecutivas, y Djokovic, en los cuartos de final de 2015. El resto, victorias.

Nadal quiere prolongar su leyenda. Ganar o perder no le hará ni más grande ni restará méritos a su impresionante carrera. El mallorquín sigue jugando porque le encanta competir y porque se sigue emocionando como la primera vez cada vez que levanta un trofeo. Este es uno de los secretos que le han permitido estar en el olimpo del deporte.

Nadal debutará mañana ante el australiano Alexei Popyrin, de 21 años, al que se enfrentó en los octavos de final del reciente Mutua Open de Madrid y derrotó por un doble 6/3. En principio no debe tener problemas en su debut.

Nadal y Djokovic, que han ganado diez de los últimos once grandes, solo se medirían en semifinales, tras el sorteo celebrado el jueves, por lo que es seguro que no se repetirá la última final, cuando el manacorí demostró su superioridad ante el número 1 con un inapelable 6/0, 6/2, 7/5.

Pese a todo, y con permiso de Tsitsipas, campeón en Montecarlo y finalista en el Godó, el serbio aparece como su principal obstáculo para levantar por decimocuarta vez la copa de los mosqueteros. Si Djokovic triunfa por segunda vez en París se convertiría en el primer tenista en la era Open en sumar al menos dos veces los cuatro Grand Slam. París verá también el retorno de un Federer camino de los 40, que tras lo visto en su reparación no está preparado para pelear por el título.

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