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Barça

Zubizarreta: "Yo, en esta final, siempre gano y siempre pierdo"

El mítico portero vasco, el gran admirador y discípulo del 'Chopo' Iribar, cree que el Barça posee más recursos, colectivos e individuales, que el Athletic

Andoni Zubizarreta Urreta vivirá la final de Copa del Rey con el corazón dividido.

¿Cómo se puede presentar a Andoni Zubizarreta Urreta (le encanta que se escriba su segundo apellido)? Se le puede presentar como alguien que camina con serenidad hacia los 60 (Vitoria, 23 de octubre de 1961), como un sabio del fútbol que ama al ‘Chopo’ Iribar, como un loco del Athletic (y todo lo que es y representa) y como un seguidor enamorado del Barça. Y así, con cualquier (y más) de estos componentes y/o definiciones, afronta otra final entre sus dos amores, Athletic y Barça.

Le suena La Cartuja, usted estuvo ahí de director de ese estadio y, ahora, se juega otra final en ese recinto. 

Lugar estupendo, magnífico estadio, muy, muy desconocido, una pena, aunque ahora ha vuelto a salir a la luz. No es, desde luego, un estadio que Sevilla tenga muy presente, normal existiendo el Benito Villamarin y el Sánchez Pizjuan, más esas dos hinchadas y rivalidades tan grandes, pero es hermosísimo jugar ahí. Y, sí, a principios del nuevo siglo organice finales de Copa y de UEFA, partidos de selección y hasta conciertos de Alejandro Sanz y Maná. Bueno, trabajos que ha hecho uno en su vida y de los que guarda un gran recuerdo. El Barça ya jugó una final copera en Valencia, cuando Valencia era mi otra casa y, ahora, juega otra en Sevilla, donde también tuve casa.

Y, de nuevo, aún sin público. 

Ya ve, para nosotros, para la afición del Athletic nada de eso será nuevo, desde luego. Otra vez una final apasionante, muy querida, muy esperada, vista a través de la televisión. La que se vivió contra la Real, un rival muy, muy, especial y, ahora, la que se vive frente a otro adversario amigo, muy conocido, el Barça, al que ya se le ganó en la Supercopa. Da la sensación de que los seguidores del Athletic están entrenados para vivir estos eventos en la distancia, aunque no es tan agradable, no.

Una final hay que vivirla, ganarla, claro, pero, sobre todo, disfrutarla y así se me antoja imposible. 

Bueno, yo recuerdo haber ido al Vicente Calderón con mi padre a una final contra el Castellón donde jugaba Vicente del Bosque, coche, bocadillos, amigos, familia, viaje, fiesta, pasión, contagio, complicidad. ¡Pero si en la final del Camp Nou había más gente del Athletic que del Barça! Una final es eso, mucho, muchísimo más, que un partido, pero…pero ahora nos tenemos que limitar, que ya es mucho, a los 90 minutos de fútbol. No hay más remedio que aceptarlo y eso, en el fútbol, que siempre se presenta como una fiesta, es duro de digerir, sí.

Y el Athletic, encima, se expone a perder las dos finales. 

Bueno, bueno, eso hay que verlo, pero sí puede ocurrir, sin duda. Y esa posibilidad, no digo la de perder y/o ganar, sino cómo tú vives ese partido, ese momento, esa alegría o tristeza, también forma parte de la final. El regreso a casa de entonces, el cabreo por perder, la locura por ganar…eso también forma parte de una final.

No deja de ser grande y admirable que el Athletic sobreviva y juegue finales con su idea inquebrantable en un fútbol tan, tan, millonario, casi un negocio. 

Esa sigue siendo la originalidad del Athletic, su forma de vivir y afrontar el juego y, sin duda, aquello que le mantiene tan unido y tan en contacto con su gente. Yo creo que eso, ya de por sí, es el éxito del Athletic, seguir con su singularidad cuando todo el mundo busca otras vías, perfectamente lícitas y elogiables, claro. Como dice un amigo mío, “lo nuestro es singular, original, muy elogiable, sí, pero, oye, ya que estamos en la final, ganémosla ¿no?” Pues eso, la gente está, sí, tremendamente orgulloa de la singularidad de su club, de llegar donde ha llegado, donde cuesta mucho llegar, pero también esa singularidad se alimenta de triunfos, de títulos y en eso está.

Vamos, que necesitan ganar como todos los clubs, equipos y aficiones del mundo. 

Es evidente, este es un deporte único y el objetivo final es ganar partidos, títulos, lo que sea, todo. Sí, claro, es verdad que la singularidad del Athletic, repito, te enorgullece, te hace sentir, ser, diferente, pero ganar hay que ganar como todos. Te gusta, claro que te gusta, que tu equipo tenga con el territorio, con la sociedad en la que vives, con tu cantera, con tus orígenes, con el fútbol de base toda esa complicidad y hasta que en el Athletic juegue tu vecino, tu sobrino, el hijo de tu amigo, es decir se alimente de la proximidad, de las familias. Es evidente que, en el caso del Athetic, la distancia social entre el club y la sociedad es mínima, está muy reducida, casi ya desde el cole. Pero, repito, la leyenda también se alimenta de victorias.

Parecía más factible ganar a l Real Sociedad, ¿no le parece? 

Esto es fútbol, nada, absolutamente nada, es fácil ni factible, ni un partido parece más accesible que otro. Estamos hablando de rivales muy fuertes, mucho. Sí, puede que muchos pensasen que la final más propicia para el Athletic era la que le enfrentaba a la Real, pero perdieron. Y, ahora, 15 días después, les toca el poderoso Barça. Pues bueno, igual está sí la ganan. Le ganaron no hace tanto, así que…

¿Cómo ve la final desde el punto de vista futbolístico? 

Pues supongo que como todos, el Athletic, nada más llegar Marcelino, experimentó una mejora espectacular, incluso en el partido de su debut, en San Mamés, donde perdió ante el Barça, ya se vieron detalles de que podía haber, en su juego, una crecida. Ahora he leído que llega a Sevilla en una de sus peores rachas de los últimos años, seis partidos consecutivos sin ganar, pero, bueno, es una final y tiene sus armas para poder ganarla. Tal vez, no tantas como el Barça, pero las tiene.

¿Ve al Barça superior? 

Veía al Barça superior futbolísticamente, pero me temo que la derrota en Valdebebas puede que provoque cierta incertidumbre en el vestuario culé, no sé. Parecían, eran, de nuevo una máquina de jugar bien a fútbol, de ganar con autoridad y el Real Madrid, curiosamente como podría hacer y actuar el Athletic, les sorprendió con velocidad, al contragolpe, bien armaditos atrás. No sé, yo creo que la final se decidirá, como siempre, como todas las finales, por detalles y, sin duda, el Athletic, necesita estar muy arropado, veremos si puede mantener esa defensa tan baja y, sobre todo, acertar en las ocasiones que tenga. Sabemos que el Barça las va a tener, porque genera mucho fútbol, pero también necesita acertar, también.

¿Usted sigue viendo a Leo Messi como el enorme futbolista que es? 

No creo que sea el único que sigue viendo a Leo como un futbolista determinante ¿verdad? ¡Pues claro que veo a Leo como un jugador único, por supuesto! Es más, el Athletic ya ha sufrido a Leo tantas, tantas, veces que es imposible dudar que, él solo, puede decidir esa final. Esa es la grandeza del Barça y de su equipo que, además de las soluciones colectivas, tiene las soluciones individuales por si le falla el equipo. Ahí está Leo, claro, pero también Griezmann, y Dembélé, y De Jong llegando. El Athletic, en ese sentido, tiene menos potencial, pero ya le ha ganado una final al Barça y, eso, los futbolistas jamás lo olvidan. Ya le digo yo que en Lezama llevan días dándole vueltas, Marcelino y los suyos, a cómo amargarle la noche al Barça.

Y usted, claro, entre dos aguas, entre las dos orillas, en mitad del puente. 

Yo lo sé desde hace mucho, mucho, tiempo: en esta final, pase lo que pase, siempre gano y siempre pierdo. Gane quien gane, gano; pero también pierdo. Los otros también son los míos.

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