No es casualidad que los futbolistas acaben cada semana en la enfermería, si no en el quirófano, como si de un campo de batalla se tratara. Empieza mañana, o lo hizo el sábado, según cómo se mire, un calendario inhumano para los equipos que disputan competiciones europeas. Hasta mediados del próximo mes de enero, los Real Madrid, Barcelona, Atlético, Sevilla, Granada, Real Sociedad y Villarreal deberán disputar un partido cada 3,7 días en una locura de la que hay que hacer responsable a la Liga Profesional, la UEFA y a la FIFA. Cuantos más partidos, sin opción al imprescindible descanso del deportista, peor es el espectáculo. No resulta extraño que las lesiones estén a la orden del día, con jugadores que ya no saben si juegan Champions, Liga, Copa o Supercopa, si están en Kiev, en Madrid, en Valencia o en Abu Dhabi. Los rectores del fútbol lo tienen claro: esto es un negocio y hay que explotarlo hasta la última gota de sudor de los profesionales. Así, llegan las lesiones de Sergio Ramos, Piqué, Sergi Roberto, Canales y un largo etcétera, por no hablar de los positivos en los ‘bolos’ internacionales, el más llamativo el de Luis Suárez que, con razón, ha provocado el enfado de su presidente Enrique Cerezo.
