La segunda ola de la pandemia provocada por el coronavirus ha vuelto a incidir sobre los deportistas de elite mallorquines. Los olímpicos se encuentran ante el doble reto de mantener sus marcas para la cita nipona, prevista para el próximo mes de julio y, al mismo tiempo, luchar contra las adversidades que sacuden a todos los estamentos.

Falta de horas de entrenamientos, dificultades para hacer uso de instalaciones deportivas o ausencia de competiciones que marquen el ritmo son solo algunos de los inconvenientes ante los que luchan cada día las principales bazas del deporte mallorquín. Muchos de ellos, fuera de la isla, apuran su preparación concentrados con sus respectivos equipos olímpicos, otros salvan el día a día con entrenamientos adaptados a las circunstancias, pero donde no siempre pueden imprimir todo el carácter que, consideran, es necesario. El camino hacia Tokio 2021 ha supuesto un doble reto para todos ellos, pero no han bajado los brazos y le plantan cara.

La palmesana Mavi García cierra un año en el que se ha alzado con el Nacional de Contrarreloj y Ruta, se ha subido al segundo escalón del podio en el Tour de Ardeche y ha sido novena en el Giro Rosa. Pese a las numerosas dificultades, el mundo del ciclismo ha sido uno de lo menos perjudicados debido a la posibilidad de practicarlo al aire libre y sin contacto con otros compañeros. «Es cierto que costó mucho mantener la forma durante el mes en el que nos obligaron a permanecer confinados, pero poco a poco las restricciones se fueron relajando para los deportistas profesionales. Aún así, ahí no acabaron los problemas», recuerda la corredora del Alé BTC Ljubljana. «Entrenábamos sin un objetivo concreto, con la incertidumbre de saber para qué nos preparábamos, pero una vez fijadas las citas, nos encontramos con el problema de un calendario demasiado aglutinado. No ha habido casi tiempo de descanso entre una prueba y otra, por lo que para mí el problema ha sido el hecho de no poder volver a casa para tomar aire», resalta la ciclista. «A día de hoy nos encontramos con la incertidumbre de cómo gestionar el calendario para el curso que viene, ya que todavía no se sabe qué pruebas se van a realizar», concreta.

En la otra cara de la moneda, se encuentran los deportes de contacto. Es el caso de la lucha libre, donde Graciela Sánchez ha tenido que adaptarse a las numerosas restricciones que han sufrido este tipo de deportes. «En Balears el deporte de contacto se ha visto frenado para la mayoría de deportistas que practican dicha modalidad. No obstante, me he sentido privilegiada de poder practicarlo con normalidad tras las pruebas PCR realizadas a todos los deportistas que pertenecen al programa del centro de tecnificación tras el levantamiento de la cuarentena en julio», resume la mallorquina. «Mi desarrollo como luchadora se ha frenado parcialmente, ya que en nuestro deporte es muy importante competir y entrenar internacionalmente para progresar en la carrera como deportista. Es cierto que este año las salidas se han visto menguadas, aún así también es muy importante el trabajo autónomo y eso es algo que no ha parado desde julio, por lo que la balanza del desarrollo creo que se mantiene estable y siento que continúo en muy buena forma física y técnica», aclara Sánchez.

Deportes en el agua

Dentro de la pileta, los estragos económicos están pasando factura a los nadadores de elite, más si cabe en este segunda oleada de contagios. Joan Lluís Pons, del Club Natació Sant Andreu, y Cata Corró, del CN Sabadell, explican su complicada tesitura. «La situación actual en Catalunya ha provocado que los clubes de natación tengan que cerrar sus puertas. Pese a que los deportistas de elite están autorizados para seguir entrenando, muchos clubes como el Sabadell no pueden hacer frente a los costes que ello supone si no existen ingresos por parte de los socios», explica Corró. «Las limitaciones son mucho mayores, en todos los sentidos», apunta por su parte Pons. «Yo también entreno en un club deportivo en el que hay socios, desde que empezó todo esto tuvimos bastantes limitaciones porque había que compartir espacios y reducir aforo. No es que no podamos entrenar, pero vamos con horarios más justos, con menos horas para entrenar y con restricciones también en el gimnasio», señala el finalista en los Juegos de Río 2016.

«Lo que pedimos básicamente es que dejen abrir las instalaciones deportivas ya que creo que se ha demostrado que son zonas muy seguras», apunta la nadadora de Inca. «A mí lo que verdaderamente me preocupa es el periodo de competición. Competir es un aspecto muy importante del día a día y llegar a una cita, donde te juegas una mínima o una medalla, sin haber podido competir lo suficiente puede afectar mucho en los resultados. Ahora mismo peligra hasta el Nacional, veremos a ver si se disputa», analiza el nadador de Sóller.

Sin salir del agua, pero desarrollando su actividad con mayor normalidad se encuentra la regatista Paula Barceló, concentrada gran parte del tiempo en el CEAR que la Española posee en Santander. «Nosotros en todos los sentidos estamos teniendo mucha suerte porque nuestro deporte es al aire libre, en un ambiente bastante limpio. En el barco solo somos dos y al final es como si conviviéramos juntas, porque cuando no estamos en el barco, estamos en el gimnasio», indica la mallorquina. «Desde que terminó el estado de alarma hemos podido entrenar casi con total normalidad y las competiciones que no se pudieron realizar en su momento, se pospusieron al verano», recuerda Barceló. «Sí tenemos severos problemas para establecer cualquier tipo de calendario. Atendiendo a cómo está ahora mismo la situación, es bastante complicado hacer cualquier tipo de planificación y la verdad es que nos gustaría que confirmaran cuanto antes las fechas de las regatas que debemos afrontar el curso que viene», sentencia la joven regatista mallorquina.

En Alicante, donde apura su preparación la atleta Caridad Jerez, la situación no es mucho más próspera. «Aquí las instalaciones deportivas solo abren de lunes a viernes, por lo que los sábados siempre debo adaptar mis entrenamientos al parque. Para todo hay que pedir siempre cita previa y existe un aforo limitado, por lo que a veces es complicado conseguir plaza», aclara Jerez. «En el tema calendario, existen muchas dudas todavía con los eventos que van a realizarse. Todo está cogido con pinzas, incluso la clasificación para los Juegos, así como las ayudas económicas para los deportistas de elite», recuerda la atleta mallorquina quien, pese a todos los inconvenientes, lo tiene claro: «Solo me queda entrenar cada día con la misma motivación de antes y con la mirada puesta en supuestos objetivos. Eventos que no están establecidos con tinta fija sobre el papel, pero a los que nos agarramos para no desistir en nuestra preparación».

El Príncipes, un seguro

Sorprendentemente, la gimnasia artística, practicada en recintos cerrados, no se ha visto tan afectada como otros deportes en la isla. «A nivel instalaciones tenemos una gran suerte por poder seguir con los entrenamientos diarios, siempre respetando los protocolos y las normas de seguridad», apunta Cintia Rodríguez, del club Xelska. «Casi desde el primer momento nuestros entrenamientos se han desarrollado con total normalidad. Obviamente no teníamos a nuestro lado a nuestros compañeros de siempre, eso generaba que no fuera el mismo ambiente, pero en la actualidad estamos entrenando casi con total normalidad», resalta por su parte Nicolau Mir. «Uno de los principales problemas es la falta de competición y aunque a día de hoy es totalmente comprensible que no podamos desplazarnos, creo que es muy necesario que volvamos a sentir esos nervios que generan las grandes citas», resalta la gimnasta. «A la hora de afrontar las competiciones, no tenemos nada en mente, ya que las cuatro citas que se iban a celebrar, probablemente no se hagan, pero en caso de que las tuviéramos que preparar, creo que no hay excusa alguna. Somos unos privilegiados en ese sentido», zanja Mir.