Ninguna montaña ha sido capaz de dejar el Giro visto para sentencia. Ninguna de las dos contrarrelojes hasta ahora superadas tampoco han dejado la situación clara en una clasificación general que llega a la definición de la carrera con dos corredores empatados a tiempo, a la espera de la suerte que dicten este domingo las calles de Milán. La contrarreloj final de 15,7 kilómetros decide la carrera este domingo. Y porque ya se acaba todo.

Los organizadores no hay nada que deseen más que sus pruebas no se resuelvan hasta el final. No les gusta, cuando ponen una contrarreloj el último día que solo sirva como paseo, por ejemplo, de la 'maglia rosa'. Para ellos no hay mayor emoción que lo que ha ocurrido este año en el Giro. Un australiano, Jai Hindley, y un británico, Tao Goeghagan Hart llegan con el mismo tiempo, aunque será Hindley el que correrá el último día con la 'maglia rosa' gracias a las mejores centésimas conseguidas en las contrarrelojes de la carrera. Ver para creer y casi se podría decir que es lo nunca visto. Y hasta valdría la pena preguntarse qué habría pasado si el último día hay una etapa en línea, con esprint a la vista, en vez de una contrarreloj que acabará frente al famoso Duomo milanés.

Cuatro ataques del australiano

Ni Hindley, que en la última etapa de montaña lo intentó con todas sus fuerzas y hasta atacó a Goeghagan hasta cuatro veces, ni el británico, que de hecho solo pasó a la acción de forma individual en el esprint que resolvió la etapa a su favor, fueron capaces de rematar la faena. Y eso que Hindley contaba con el obstáculo de que el Ineos siempre tuvo a Rohan Dennis, reconvertido en escalador, llevando a su compañero británico, con un ritmo que soltaba a todo el mundo menos a Hindley.

El primero en perder el contacto fue el líder Wilco Kelderman, que no solo perdió la 'maglia rosa' sino toda posibilidad de recuperar la prenda en la última etapa. Lástima que Pello Bilbao, que siempre subió a Sestriere al lado del corredor neerlandés, no pudiera actuar con mayor energia para conseguir una posición en el podio que tiene ahora como misión casi imposible. Pero si las fuerzas no acompañan a las piernas, por mucha moral y espíritu que se tenga, no hay nada que hacer.

La prudencia de Tao

Y también es cierto que prudentemente para Goeghagan era mejor conservar que atacar pues sabe que es mucho mejor que Hindley contra el cronómetro, pues salvo sorpresa monumental tiene ahora el Giro al alcance para demostrar que el Ineos sigue siendo el equipo más potente del mundo pues muy pocos serían capaces de reemplazar a un líder caído (Geraint Thomas) por otro que llegó a Italia con el empleo de gregario.