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El amo de la NBA, un «entusiasta» de Mallorca

Pat Riley aspira desde hoy a su octavo anillo de la NBA como presidente de los Miami Heat, frente a los Lakers con quienes inventó la etiqueta del entrenador contemporáneo

El amo de la NBA, un «entusiasta» de Mallorca

Pat Riley es el maldito amo de la NBA. Disputó tres finales de la liga profesional de baloncesto como jugador, ganó cuatro anillos como director de orquesta del showtime de Magic Johnson en Los Angeles y uno como entrenador de los Miami Heat, aparte de otros dos entorchados como gestor del club de Florida, que hoy mismo ha iniciado el playoff decisivo contra los Lakers. Posee más títulos que Michael Jordan o Kobe Bryant, y los comparte con un amor inusual por Mallorca. En julio de 1998 concedió una entrevista a este diario, reproducida a lo largo de tres páginas y donde desgranaba su pasión por la isla:

—¿Por qué viene a Mallorca?

—Porque me entusiasma. La primera vez, hace unos años, fuimos invitados por Mister Michael Douglas. Hemos regresado y la elegimos como la primera etapa de nuestras vacaciones en Europa.

La conversación con el entonces entrenador y creador del código de etiqueta de la NBA, «no quiero acaparar el crédito pero fui el primero que vistió habitualmente traje y corbata», tuvo lugar en la terraza de Son Sant Joan. Vestía un atuendo deportivo, pero con su característico estilo capilar. «Decidí peinarme hacia atrás con brillantina. Aunque cada entrenador posee su personalidad, esa moda se propagó al conjunto de la NBA. Visto el Armani clásico y tradicional».

«Tiene similitudes con California, pero en todo el mundo no hay nada como las noches mallorquinas»

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Riley iniciaba por entonces su etapa triunfal en el banquillo de los Heat, y ya prometía un anillo «porque esa es la única razón por la que entreno». Sin embargo, desviaba la atención desde la NBA que ha dominado en todas las posiciones hacia su amor por Mallorca. Quería dejar claro que no tenía un conocimiento solo superficial de la isla. «Disfruto en Valldemossa, Deià y Sóller».

Riley ni siquiera admitía que su California de procedencia pertenece a la misma estirpe paradisiaca que la isla. «Guardan similitudes en el clima, pero en todo el mundo no hay nada como las noches mallorquinas». La valoración posee el mérito adicional de un gigante del baloncesto que no ha destacado nunca por sus paños calientes. Al sentenciar por ejemplo, con su anillo de la NBA en el dedo anular, que «incluso Magic reconoce que Michael Jordan es el jugador más sobresaliente y formidable de la historia. Lo hemos intentado todo contra él. En algún momento creí que el secreto sería golpearlo y derribarlo, pero es demasiado duro y no se deja. Si lo intentaras, sería él quien te lesionaría camino de la canasta».

Sorprende que un feroz ganador apreciara el ritmo pausado del Mediterráneo, aunque le gustaba contemplar el enfrentamiento del Firó de Sóller entre moros y cristianos desde el mar, junto a Douglas. El acaparador de anillos de la NBA y el actor oscarizado, dos miembros de «una generación que ha presenciado cómo mejoraba la vida». La pregunta en la isla era inevitable:

—¿Se cambiaría por Michael Douglas, su amigo y anfitrión en Mallorca?

—Me encantaría cambiarme por él 24 horas, trabajar en el cine y que él sufriera en el banquillo. Seguro que a él también le gustaría. Pero yo solo lo aceptaría el día en que tuviera que dirigir un partido contra Michael Jordan, y en que a él le tocara rodar con Sharon Stone.

Relajado en Palma, costaba identificar al Pat Riley que a los 75 años sigue obsesionado con triunfar, desde «la elegancia que nace de una disposición favorable de la persona, de la paz mental, no solo es una forma de vestir». Ha triunfado en la NBA de Magic, de Jordan y de LeBron porque, como señalaba en Palma, «la gente percibe cuando uno tiene confianza en sí mismo».

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