Jaume Antoni Munar no supo rematar al griego Stefanos Tsitsipas, a quien llegó a dominar dos sets a cero, y acabó cediendo en primera ronda de Roland Garros por 4-6, 2-6, 6-1, 6-4 y 6-4 en 3 horas y 12 minutos. El mallorquín de 23 años cae por segundo año consecutivo en la primera ronda de un torneo en el que fue finalista júnior hace seis temporadas frente al ruso Andrei Rublev, que ayer se impuso en cuatro sets al norteamericano Sam Querrey.

Especialista en tierra batida, el tenista de Santanyí, entrenado por ‘Pato’ Clavet, tuvo contra las cuerdas al quinto cabeza de serie del torneo, que no venía fresco física ni mentalmente tras haber perdido la final de Hamburgo el pasado domingo, precisamente ante Rublev.

Tsitsipas, que entonces concedió una remontada al ruso Andrey Rublev, se mutó en el remontador contra Munar, que durante las dos primeras mangas fue muy superior, con golpes planos y sabiendo qué táctica emplear en todo momento.

Pero el 103 del mundo dejó con vida al heleno, el sexto jugador del mundo, un jugador asentado ya entre los mejores del circuito, que no perdonó. El griego venía de ser víctima de dos dolorosas remontadas. La de la final de Hamburgo, cuando sacaba con 5-3 para ganar el torneo y no remachó a Rublev.

Y unos días antes en primera ronda del Abierto de Estados Unidos contra el croata Borna Coric. Entonces ganaba 5-1 en el cuarto set, tras haber ganado dos y perdido uno. El griego falló seis bolas de partido y perdió el duelo. Ayer parecía que iba por el mismo camino, pero reaccionó con contundencia en el tercer set (6/1). En el cuarto Munar opuso una mayor resistencia y logró sumar cuatro juegos, los mismos que en el quinto y definitivo, al que llegó con empate a tres. En el octavo juego de este parcial decisivo el mallorquín perdió su servicio y dejó en bandeja la victoria a su rival. El tenista griego acabó imponiendo su poderoso servicio y golpe de derecha para acabar con la resistencia de Munar, que luchó cada punto hasta el último de las 3 horas y 12 minutos de batalla.

Dominic Thiem se lució y Nadal cumplió. Faltaba Novak Djokovic para presentar sus credenciales en Roland Garros y fue contundente. En hora y media, cediendo solo seis juegos, acabó con cualquier ilusión que pudiera tener el sueco Mikael Ymer al que avasalló (6-0, 6-2 y 6-3). Un aviso a navegantes aunque, como dijo, “los objetivos son muy grandes y de momento este solo es el primer partido”.

Djokovic disfrutó en su estreno en la nueva central Phillippe Chatrier, con el techo retráctil cerrado por tercer día por la lluvia que retrasó de nuevo la jornada en las pistas exteriores. El número 1 mundial se encontró cómodo con las condiciones de la pista y muy sólido de golpes, tanto de derecha, como de revés, servicio e incluso dejadas. “Un golpe que será tácticamente muy importante este año por las condiciones de las pistas, pero hoy he abusado un poco”, reconoció.

En diez minutos y un solo error no forzado, se apuntó el primer set en blanco. Ymer (número 80 mundial) estaba aturdido ante el juego de un rival e ídolo, cuyo rostro llevaba impreso en la lengüeta de sus zapatillas rojas.

Si en el primer set rozó la perfección, en los dos siguientes Djokovic mantuvo un ritmo alto de crucero y, aunque Ymer le arrebató el mayor aplauso de los espectadores y del suyo propio con un ‘passing shot’ de espaldas entre las piernas, el tenista serbio cerró el partido en 1 hora y 36 minutos.