Tú lo miras de cerca, te pones a su lado, te sientas delante de él, le invitas a un café (digo le invitas a un café, porque él es incapaz de decirte ¿quieres un café?, tal vez su inseparable amigo Tomás Comas, su sombra, sí te lo ofrezca), se lo sirves y, aunque lleva diez minutos dándole vueltas a la cabeza sin saber qué hace delante de ti, da la sensación, yo creo que quiere dar la impresión, de que no ha roto un plato en su vida.
Ese es Joan Mir, piloto que va cuarto del Mundial de MotoGP pero que, en realidad, va (casi) líder, pues el campeonato, desaparecido Marc Márquez (Honda), otra que tal baila, en el sentido de que las mata en silencio, está metido en un puño cuando todavía restan 175 puntos en juego. No deja de ser curioso, de ahí la mirada retadora (silenciosa) de Mir, que el peor de todos, el veterano italiano Andrea Dovizioso (Ducati), sea líder con 84 puntos, uno más que Fabio Quarrataro (Yamaha), el ‘Diablo’ que se iba a comer el mundo (bueno, se lo comió, pues ganó, en Jerez, las dos primeras carreras), seguido, también a un solo punto, de Maverick Viñales (Yamaha), el eterno candidato, y, ahora, suenan las trompetas, el mallorquín Joan Mir es cuarto ¡a 4 puntos de Dovi!
Mir ha sido, de largo, el mejor en las cuatro últimas carreras. Los ha pasado a todos y sus números son estratosféricos: segundo en Austria, cuarto en Estiria, tercero en San Marino y segundo en Emilia Romagna. “Es la línea de este año: no fallar, no caerse, sumar puntos, no despistarse, no arriesgar si no toca. Si seguimos así, la victoria caerá por su propio peso”, señala Mir, como el que no quiere la cosa, como reconoció, en pleno invierno, en una entrevista en DIARIO de MALLORCA: “Poca broma, este año ya tenemos moto para ganar carreras y pelear por el título. Puede que muchos piensen que soy un exagerado, vale, pero así lo pienso y así pienso actuar”. Se lo dije, puede que no les ofrezca un café, pero engañarles, no les engañará. “Sigo con la asignatura pendiente de calificar bien el sábado. De nuevo, en esta segunda carrera de San Marino, he fallado al salir demasiado detrás y ese tráfico inicial me ha impedido, tal vez, sino pelear por ganar, por llegar más cómodo y fácil al podio”.
“Dije que ganaría y aquí estoy”
Mir reconoce que si a principios de Mundial, casi de pandemia, le dicen que va a conseguir dos podios seguidos, no lo hubiese creído. “Dije que ganaría y aquí estoy, lo estoy intentando, pero el nivel de motos y pilotos es mucho mayor del que yo presumía en invierno. Aquí puede ganar cualquiera y yo estoy entre ellos”. Eso sí, Mir no piensa añadirse presión con eso de estar lamiendo el liderato. “Hay que ir, como todos, gran premio a gran premio. Todo lo que nos está pasando es bueno, así que sigamos en esta línea y dejemos los sueños grandes para más adelante”.
Eso sí, Mir reconoce que se encuentra feliz por estar donde está. “Me gusta que me vean ahí arriba, me gusta que me digan que puedo ganar, me encanta la presión, pues, si es buena, si logras transformarla en buena, te ayuda a cumplir tus sueños y yo sueño, como todos los que estamos en la parrila de MotoGP, en ganar el título. Así que me encuentro en mi salga. En invierno dije que quería que este fuese el año de Mir y aún queda medio año, media temporada, intentaré que se cumpla ese deseo”.
Mir reconoce encontrarse a gusto en el equipo, reconoce sentirse arropado, reconoce no fijarse en nada (ni en nadie) más que en él y sus colaboradores, reconoce que es muy importante para Suzuki codearse con Yamaha, Honda, KTM y Ducati, y reconoce que le encanta ser él, y no su compañero de equipo, Alex Rins, que ayer acabó décimo segundo, quien lidere la escudería japonesa.
