Enric Mas comienza a recuperar las sensaciones perdidas desde que se reanudó la temporada tras los meses duros de lucha contra la pandemia. El corredor de Artà ya está entre los diez mejores de la general en el día en el que bien se podría decir que empezó el Tour de verdad, tras una semana de tanteo, como si fuera un baile, en el que el protagonista no se atreve a pedir la mano de la persona deseada por temor al rechazo.

El grupo de favoritos lo incendió el esloveno Tadej Pogacar con un ataque en el Payresourde que le permitió llegar a 6 minutos del ganador y 40 segundos delante del grupo de favoritos, con el líder Adam Yates, Quintana, Roglic, Supermán López y Bardet. Con ellos Mikel Landa, pero no Enric Mas, que cedió en meta 27 segundos con los grandes.

Una, dos y hasta tres veces. Sin arrugarse, sin mirar hacia atrás y con un pedaleo brusco, como si fuera un veterano curtido en mil batallas. Y solo tiene 21 años. Se llama Tadej Pogacar y por sus piernas y las del ausente Remco Evenepoel, de la misma quinta, pasa buena parte del ciclismo mundial de los próximos años.

Una, dos y hasta tres veces atacó el jovencito Pogacar en la subida al Peyresourde, la primera etapa intensa del Tour, la primera de verdad, la primera de las dos programadas en los Pirineos. Sirvió su furia para dejar a cara descubierta a todos los que van a pelear por la general de la carrera. Sirvió su ofensiva para señalar a los que ya no ganarán esta carrera.

Pogacar es mucho Pogacar. Ya fue tercero hace un año por estas fechas en la Vuelta. Y sin arrugarse, sin miedo y con firmeza y confianza se ha estrenado en el Tour para evidenciar que va a ser uno de los favoritos, y que si no lo gana este año por su tierna edad, en el futuro lo aguarda el podio de los Campos Elíseos de París con el cajón más elevado preparado para él.

El viernes, es joven, se despistó, al igual que Mikel Landa, cuando el viento soplaba de costado, y regaló más de un minuto. De haber entrado en Lavaur con el resto de favoritos este domingo sería el líder del Tour; este domingo no pasearía Adam Yates el jersey amarillo en la despedida pirenaica.

Pogacar atacó después de que Tom Dumoulin se descubriera como gregario y no como líder del Jumbo. Demarró una primera vez cuando el ciclista neerlandés había empezado a sembrar la carretera del Tour de ciclistas vencidos que no podían seguir su ritmo; entre ellos, Julian Alaphilippe, en un día en el que Romain Bardet y Guillaume Martin salvaron el honor francés con Thibaut Pinot tocado y hundido. La primera vez solo Roglic, máximo aspirante a la victoria después de descubrirse como líder único del Jumbo, y Nairo Quintana osaron seguirlo. El resto, sálvese quien pueda.