Entre caras nuevas, viejos conocidos y medidas sanitarias, el Palma Futsal retomó ayer los entrenamientos en el Palau d'Esports. El regreso a la normalidad, tras un play-off atípico y unas vacaciones nunca suficientes, fue motivo de alegría y risas generalizadas. "Con mucho protocolo y restricciones, pero al menos volvemos a nuestro hábitat todo el grupo junto", destacó Carlos Barron, portero, capitán y estandarte del equipo balear.
Una vez superada la pertinente prueba del Covid-19 y pasado el control de temperatura, los jugadores tuvieron su primera toma de contacto en forma de doble sesión y colocaron la primera piedra de otro año ilusionante para los palmesanos. Así como por la mañana el balón fue el protagonista, con una serie de rondos y partidos que combinaron la intesidad con el disfrute, la tarde constó íntegramente de trabajo físico. La temporada arrancará el próximo 5 de septiembre, pese a que calendario, elaborado por la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) sin el consenso de la Liga Nacional de Fútbol Sala (LNFS), ha causado indignación en los clubes profesionales, que exigen más tiempo para prepararse.
La dirección deportiva ha aprovechado el buen nombre que se ha labrado el Palma durante los últimos años para atraer a jugadores contrastados en la categoría, aunque ha optado por mantener unido el bloque. A los recién llegados Marlon y Fabio, que pisaron por primera vez el parqué, se les une las recuperaciones de Mati Rosa y Allan, que pasaron una temporada casi en blanco por sus lesiones y supondrán otra bocanada de aire fresco. Su experiencia en la máxima categoría y el buen ambiente que reina en el vestuario harán de su adaptación un mero trámite.
Los más jóvenes también tuvieron su oportunidad en el estreno. Los canteranos Joaki, Nico Rosa, Power Raggiati y Gordillo se emplearán a fondo este mes para convencer a Antonio Vadillo y hacerse un hueco en la primera plantilla. Por otra parte, Ángel Claudino regresó tras dos años cedido en el Peñíscola. El argentino vuelve hecho un jugador más maduro y con ganas de demostrar su valía en Palma. "Ahora soy capaz de competir por un puesto en el equipo. Soy mucho más profesional y domino las diferentes fases del partido. Ya no todo es atacar", afirmó el joven ala de 25 años.
Rosa, que hace dos años fue elegido jugador revelación de la categoría avalado por sus 18 goles, puso el listón bien alto: "Tendríamos que conseguir lo que nos faltó la temporada pasada. Espero que juguemos una final". Es cuestión de tiempo que los baleares, cada año un peldaño más cerca de los hegemónicos Movistar Inter y Barça, asalten su trono. El argentino, propiedad del club azulgrana pero que permanecerá un año más en Son Moix, aseguró sentirse en deuda con el equipo por su ausencia: "El año pasado no pude jugar casi nada y ahora tengo la oportunidad de empezar de cero. Quiero volver a ser el jugador que era antes".
Los brasileños también fueron la nota positiva. Allan, que completó satisfactoriamente su primer entrenamiento con el grupo tras romperse el ligamiento lateral de la rodilla en febrero, se postula como uno de los candidatos a ocupar una posición importante en el engranaje de Vadillo y Vilela, que dio el susto con un aparatoso golpe en la muñeca, finalizó la sesión sin ningún problema y tratará de solucionar los problemas de cara a portería del Palma.
Durante este mes preparatorio, los pupilos de Vadillo establecerán su base de operaciones en Son Moix, pero deberán acostumbrarse al silencio en las gradas. Con la normativa vigente, tan solo 300 personas podrán acceder al pabellón para apoyar al equipo. A sabiendas de la importancia de la afición palmesana, coautora de más de una victoria, los dirigentes del club están tratando de aumentar el aforo permitido.
Una vez el equipo comience a rodar, el Palma viajará fuera de Mallorca para jugar cinco partidos preparatorios ante equipos de nivel, que garanticen llegar al debut con garantías tácticas y físicas.
