"Está enchufadísimo, hemos recuperado su mejor versión". Cuando a falta de una semana para la disputa del play-off frente el Cartagena, Manix Mandiola fue cuestionado por el estado de forma de Samuel Shashoua, el eibarrés no iba nada mal encaminado. En La Rosaleda la magia británica volvió a brillar, convirtiéndose en el mejor jugador del encuentro. Su partido solo se vio empañado por la dichosa tanda de penaltis, lanzando a las nubes la cuarta de las penas máximas de los blanquiazules.

Tras más de un año en el dique seco, afectado por una lumbalgia, Shashoua regresó a los terrenos de juego este pasado domingo. No solo salió de inicio en el once del Atlético Baleares, sino que fue capaz de aguantar los 120 minutos de la eliminatoria, siendo, con diferencia, el futbolista más desbordante del encuentro.

El joven británico se lo dejó todo sobre el verde. Sus arrancadas por banda y sus regates, marca de la casa, volvieron a demostrar que Samuel no es jugador de Segunda B. De sus botas nacieron la mayor parte de jugadas con peligro de los blanquiazules y aun desfondado, en la prórroga, fue capaz de inquietar al rival con alguna internada.

Samuel, que en un año tan solo había disputado 20 minutos en competición oficial, regresó para ofrecer su mejor versión y quitarse esa espina que todavía lleva clavada por los play-off de ascenso ante Racing y Mirandés del pasado curso. "Samuel no ha jugado como Dios manda desde mayo de 2019. Cuando disputó los play-off ya estaba tocado y solo hizo medio partido bueno", recordaba en enero Mandiola ante la posibilidad de que el Atlético Baleares repescara a la perla británica.

Samuel empezó a arrastrar problemas serios en el pasado mes de septiembre. El extremo acababa de fichar por el Tenerife de Segunda cuando de un día para otro empezó a entrenar al margen del equipo. El club publicó un parte médico en el que daba a conocer la causa del contratiempo: una lumbalgia. Lo que parecía una dolencia que iba a tener poco tiempo al jugador en manos de los fisioterapeutas, se convirtió en una baja que apartó al futbolista de la actividad normal durante cinco largos meses.

Durante el mercado invernal Patrick Messow se interesó por el jugador que tan bien había rendido en Son Malferit y Samuel finalmente aterrizó en la isla cedido por el Tenerife. Fue precisamente en la jornada 28, ante la UD Ibiza, justo antes del parón por el coronavirus, cuando el mayor de los Shashoua disputó sus primeros minutos con la elástica blanquiazul.

Tras esa breve puesta en escena, era toda una incógnota saber cómo regresaría el futbolista de 21 años tras la pandemia. El británico, que vivió el confinamiento en su Reino Unido natal, tuvo que esperar además 15 días para empezar a entrenar junto al resto de sus compañeros, debido a las medidas cautelares que tomó el Gobierno con los extranjeros arribados a España desde cualquier parte de Europa.

Esa sonrisa perenne que había cautivado a la afición balearica la pasada temporada, volvió a verse este pasado domingo en el rostro de Samuel, a quien cuando le salen las cosas disfruta como un niño y contagia de ello a sus compañeros. Por fin Shashoua volvía a sentirse futbolista. La noche pintaba bien, hasta que en la tanda de penaltis el británico lanzó por los aires la cuarta pena máxima de su equipo. Por suerte para el británico aún hay tiempo para enmendar los errores. El Cornellà espera este jueves al Baleares y Samuel ya tiene su vista puesta en el próximo objetivo.