Rafel Nadal inició su histórico dominio en el torneo de Roland Garros el 23 de mayo de 2005, día en el que ganó el primer partido que jugaba en el Grand Slam de París y punto de partida de una serie interminable de hazañas hasta los doce títulos, y del que el sábado se cumplieron quince años.

A 10 días de cumplir 19 años, el balear tenía ya condición de aspirante gracias a un arranque de temporada pletórico, con cinco títulos (todos sobre tierra), pero sin olvidar las quinielas que afrontaba su primer Abierto de Francia. Aquel día del debut se enfrentó en la pista 1 al alemán Lars Burgsmuller, superándole por 6/1, 7/6(4), 6/1. Nadie podía imaginar que sería su único partido fuera de la Philippe-Chatrier o la Suzanne Lenglen, las dos pistas reservadas a los mejores, y que no solo ganaría ese encuentro, sino 93 por solo dos derrotas a día de hoy. Llegar y besar el santo, ganar Roland Garros en el debut, solo lo había hecho Mats Wilander en 1982.

Nadal levantó su primera Copa de los Mosqueteros el 5 de junio ante el argentino Mariano Puerta, después de remontar el primer set (6-7(6), 6-3, 6-1, 7-5) y rubricar el recital de su presentación como 'rey de la tierra'. "He tenido que sacar puntos increíbles que aún no entiendo cómo los he podido ganar", dijo el de Manacor.

La explicación a un sinfín de actuaciones memorables es más difícil de encontrar quince años después. La joven promesa mallorquina se había perdido la cita de París en 2003 y 2004 por lesiones. La espera y esa irrupción en 2005 dieron al de Manacor bastantes focos, sobre todo tras enlazar los títulos de Montecarlo, Barcelona y Roma.

A Nadal no le gustaba el papel de favorito en su primer Roland Garros y tenía las dudas de un parón de dos semanas, ya que se había retirado de Hamburgo por una ampolla en la mano izquierda -la final de Roma contra Guillermo Coria duró más de cinco horas-. Por eso y por los nervios, ante Burgsmuller le tocó salvar el día.

El balear se dio "un aprobadillo" aunque tampoco peligró su pase a segunda ronda, donde arrolló al belga Xavier Malisse a base de golpes ganadores (29). Así entró en calor para un duelo señalado en el cuadro ante Richard Gasquet. Al jugador local le pudo la presión y Nadal apagó el sueño francés, para ganarse una hostilidad del público que tardaría muchos años en cambiar. El caldo de cultivo lo intentó aprovechar el también galo Sebastian Grosjean, cuando detuvo diez minutos el partido crispando a la grada con las quejas por un punto del isleño.

La tensión creció tanto que Nadal se descentró y perdió el primer set del torneo, pero retomaría el mando en la tercera manga antes de que la lluvia suspendiera el choque. Al día siguiente, el cuarto cabeza de serie culminó aquella ruidosa victoria para verse con un agotado David Ferrer en cuartos, billete para la gran velada.

Roger Federer fue el rival en semifinales. El número uno del mundo, aspirante a completar el Grand Slam, hincó la rodilla ante un Nadal fulgurante desde el inicio. El suizo reaccionó con su servicio pero la fortaleza física y mental del mallorquín decantó el tercer set. Con la luz cayendo en la Philippe Chatrier, el joven debutante se plantó en la final con 23 triunfos seguidos en tierra.

Ahí estaba Nadal, ante su primera final de un 'grande', igual que Mariano Puerta. El argentino parecía presa fácil, pero tenía su propia historia y motivación, tras casi dar por terminada su carrera con una sanción por dopaje de nueve meses o salvar la vida de un ascensor averiado a 18 pisos de altura. Era una especie de jugador milagro, renacido, rabioso y sin presión ante el favorito.

El ritmo de juego fue increíble. Dos zurdos desatados ante la oportunidad de sus vidas. Puerta se llevó el primer set (6/7). Nadal igualó la final y subió una marcha en el tercer set, donde se quedó solo en el recital (6/1). La garra del argentino dejó otro tremendo set donde pudo forzar el quinto (7/5), pero Nadal fue mejor y ganó su primer grande. No podía imaginar que llegarían otros dieciocho.

Su mejor racha

La racha de victorias seguidas de Nadal sobre el polvo de ladrillo llegaría a las 81, dos años sin perder y 13 títulos, desde Montecarlo en 2005 a Hamburgo en 2007. El rey de la tierra se consagró en el Grand Slam de la superficie ya que después de su debut soñado ganaría también los títulos de 2006, 2007 y 2008. "Espero que Borg me mande un mensaje de agradecimiento", dijo el sueco Robin Soderling en 2009, tras impedir que Nadal pudiera romper el récord de su compatriota con un quinto Roland Garros seguido. Al año siguiente, el de Manacor retomó su idilio con París y se vengó con una actuación soberana.