A finales del año pasado, José Maria García comentaba en una entrevista que el fútbol femenino no le convencía porque "habían empezado a construir la casa por el tejado". "Tendrían que haber formado a la cantera", explicaba el veterano periodista.

Es verdad que el fútbol femenino nunca ha contado con una organización sólida, con equipos de chicas formadas en canteras prestigiosas, con grandes instituciones, o una infinita lista de categorías superiores; pero nadie nace enseñado. Las chicas también han tenido que sudar para llegar al fútbol profesional.

Mariona Caldentey, actual jugadora del Barcelona y de la selección española de fútbol femenino, no empezó la casa por el tejado. Ahí van unos ladrillos de su historia.

Maria Francisca Caldentey, popularmente conocida como Mariona, dio sus primeros pasos en el fútbol a los cinco años, en una actividad extraescolar. En cuanto tuvo la oportunidad, no lo dudó: "Quería jugar a fútbol casi desde que tengo memoria, era algo que vivíamos mucho en casa", nos cuenta. Casi cumplidos los seis años de edad, se federó en el equipo de fútbol sala de su pueblo natal, Felanitx, con el cual ya conquistó su primer triunfo: un campeonato de España de prebenjamín.

María, su madre, lo recuerda como si fuera ayer: "Me llamaron y me dijeron: '¿Está Mariano? Llamo para inscribir a un tal Mariano a fútbol sala, ¿está ahí?'", cuenta entre risas. "Mariona siempre fue la única chica del equipo", añade. Aun así, la jugadora del Barça no tarda en asegurar que, aunque la situación podría haber sido rara o incómoda, para ella nunca lo fue. "Siempre me sentí una más", afirma.

Desde los nueve hasta los 12 años, Mariona alternó el fútbol sala en Manacor, algo que nunca le impidió sacar buenas notas. "Mariona es muy constante, muy organizada. De pequeña salía a las cinco de clase y antes de irse a entrenar ya tenía los deberes hechos", relata Maria. En su etapa en Manacor conquistó tres ligas, tres copas, tres campeonatos de Balears y disputó tres campeonatos de España. "Siempre había alguien que remataba mejor de cabeza, chutaba más fuerte, o era más rápido, pero ella siempre era un nueve en cualquier aspecto, podía jugar en cualquier posición y eso la hacía ser imprescindible", cuenta Sebastià Arbona, su primer entrenador, quien la vio crecer como deportista y como persona. "Además, era muy inteligente. Sabía lo que podía hacer el contrario antes de que lo hiciera y eso le daba ventaja", añade.

Mariona en su etapa en el Collerense.

Después de una nueva etapa como infantil en el Cide, Mariona fichó por el equipo femenino del Collerense, en esos momentos en Primera División. Por primera vez, dejaría de formar parte de un conjunto mixto para encontrarse con la realidad del fútbol femenino. "En general no deja de ser lo mismo, es un equipo de personas, un grupo que entrena y trabaja para lo mismo", explica Caldentey. Apenas había entrenado dos veces con el equipo cuando la jugadora topó con su peor enemigo: las lesiones. "Creo que son el obstáculo más difícil para cualquier jugador", afirma. Aun así, Arbona no lo duda: "Ha tenido mala suerte, pero cada vez ha vuelto más fuerte. No hay nadie tan cabezón como ella, y eso es lo que le ha hecho llegar tan lejos".

En 2014, la jugadora mallorquina abandonó la U.D. Collerense para fichar por el club de sus sueños, el F.C. Barcelona. Fue llegar y besar el santo; ese mismo año, Mariona conquistaba su primer título como azulgrana. Desde entonces, se ha convertido en un pilar fundamental para el conjunto catalán, con el que ha ganado dos Copas de la Reina -la última de ellas con un gol suyo en tiempo de descuento- y con el que ha entrado en la historia del fútbol femenino, siendo el Barça el primer equipo español en llegar a una final de la Champions.

Pero eso no es todo. La 9 del Barcelona también ha apilado unos cuantos ladrillos en el fútbol internacional. En 2014 y 2015, fue subcampeona de Europa sub-19; en 2016, se estrenó con la sub-20 y, un año más tarde, debutaba en la Eurocopa y conquistaba con la absoluta la Copa de Algarve. "Puestos a soñar... querría jugar un Mundial absoluto", declaró un día la futbolista. Sueña en grande y vuela alto, dicen. En 2019, con 23 años, Mariona estaba disputando su primer Mundial. Quién sabe, quizás el primero de muchos.

No todos nacemos con los mismos derechos, ni contamos con los mismos beneficios. Mariona no ha crecido en el club de su vida, ni ha sido educada futbolísticamente por profesionales muy reconocidos, ni ha marcado sus primeros goles en grandes campos de césped híbrido. Mariona se ha formado en su propia cantera. La cantera de aquellos que la han visto creer, madurar y crecer, en un campo de fútbol que, aunque no sea de césped híbrido, a día de hoy lleva su nombre: 'Es Torrentó Mariona Caldentey' (Felanitx).

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