Diario de Mallorca

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MINUTO 91

Destitución a 9.478 kilómetros

La considerable distancia entre Palma y Phoenix no ha supuesto ningún obstáculo para Sarver a la hora de prescindir de su principal ejecutivo en el Mallorca. De forma drástica

Maheta Molango, junto al presidente Andy Kohlberg, en el palco de Son Moix en un partido de la pasada temporada. DM

Desde Palma da la impresión de que Robert Sarver, el dueño del Mallorca, lo único que hace es inyectar dinero en las arcas del club, que no es poco. Nada menos que unos cincuenta millones de euros ha invertido en la entidad, una cantidad que ha facilitado, entre otras cosas, salir del concurso de acreedores. Pero resulta que no. Que el también amo de los Phoenix Suns controla más de lo que nos creíamos. De otra manera no se entendería la fulminante despedida de su principal ejecutivo en la isla, Maheta Molango, "por diferencias de criterio", dijo el técnico Vicente Moreno en su primera comparecencia pública tras la salida del suizo.

Es verdad que no todo ha sido negativo en la trayectoria del destituido en el club, pero después de cuatro años, con el equipo en Primera y en una fase crucial de la temporada, los motivos de la expulsión no deben haber sido menores. Probablemente nunca se sepa la verdad de lo sucedido, porque si algo tienen estos norteamericanos es que no dicen una palabra más alta que otra. Todo son buenas intenciones y nunca se inmutan, ni cuando el equipo bajó a Segunda B, ni ahora con la salida del consejero delegado ni si, esperemos que no, se desciende a Segunda. Pero estaría bien que Molango, que prometió el día de autos que daría una rueda de prensa de despedida, explicara por qué no se han hecho uso de los casi tres millones y medio de más del límite salarial en este mercado de invierno con respecto al pasado verano. O los continuos líos con los representantes de futbolistas, como el de Febas, Sastre o Antonio Sánchez. O por qué las renovaciones de Raíllo y Dani Rodríguezestán al caer cuando hace solo una semana era un tema irresoluble. Molango ha pagado su soberbia, impropia de una persona de tan solo 37 años, con mucho que aprender todavía, en el fútbol y, sobre todo, en la vida.

Toca ganar fuera. Hay que hacerse a la idea de que el Mallorca no logrará la salvación si no es capaz de ganar algún partido fuera. O rascar de tanto en tanto algún empate, como ayer el Espanyol en el siempre difícil campo del Sevilla. Un punto que no le sirve a los pericos para abandonar las plazas de descenso pero que les supone un chute de moral para afrontar los próximos compromisos. El Mallorca volvió a ofrecer en la segunda parte su mejor cara, la que ha exhibido en muchos de los partidos disputados en Son Moix. La victoria ante el Alavés supone un balón de oxígeno para seguir en la pelea por la permanencia. Han de llegar más victorias, pese a que los dos próximos rivales que deben pasar por Palma sean la revelación Getafe y el Barcelona de Messi. Por eso se hace imprescindible no regresar de vacío del Benito Villamarín el próximo viernes.

La entrada del sábado posiblemente sea la peor de la temporada. Poco más de doce mil espectadores es muy poco para un club que se está jugando la vida. No sirve de excusa ni el día ni la hora ni el rival. La trayectoria del equipo no invita a muchas alegrías, pero es ahora cuando la afición debe mostrar su apoyo incondicional.

Otra regatista campeona. Mallorca no para de producir campeones del mundo. La última ha sido Paula Barceló, que junto a Tamara Echegoyen se ha colgado el oro en el Mundial de la clase 49er FX en Australia. Enhorabuena a la regatista del Club Nàutic s'Arenal, que tiene Tokio más cerca.

Crisis de caballo del B the travel. Tercer partido, tercera derrota consecutiva del equipo de Félix Alonso, que se la ha vuelto a pegar (64-75).

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