Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Baloncesto

La familia Torrens, deporte en vena

El padre de la laureada Alba dirige al equipo mini femenino de segundo año del Bàsquet Binissalem tras cinco años alejado

Miquel Àngel Torrens, junto a algunas de sus jugadoras en el Poliesportiu Alba Torrens de Binissalem. B. Ramon

El padre de la jugadora de baloncesto Alba Torrens, Miquel Àngel, dirige esta temporada al equipo mini femenino de segundo año del Bàsquet Binissalem. "Siempre he creído en los valores que aporta cualquier disciplina deportiva y eso he inculcado a mis hijas", reconoce.

"Alba, aviones de Barcelona a BarcelonaPalma. Entonces Alba solo tenía 14 años y tomó una de las decisiones más importantes de su vida, aprovechar esa oportunidad que le brindaba el Siglo XXI para formarse como jugadora de baloncesto. Con el corazón encogido, fue su padre, Miquel Àngel Torrens (Binissalem, 1963), quien le dio el empujón que necesitaba.

De tal palo tal astilla dicen. La familia Torrens lleva el deporte en las venas. Miquel Àngel defendió durante 25 años los colores del Binissalem de fútbol para luego cambiar los terrenos de juego por las canchas de baloncesto. A este deporte le engancharon sus hijas, Alba primero y Mireia después. Ahora, tras cinco años en el dique seco, sin dirigir a ningún equipo, ha vuelto a las andadas para entrenar al mini femenino de segundo año del club de su pueblo: "Les dije que si querían les echaba una mano y mírame, me han enganchado pero bien".

Son las cinco de la tarde de un viernes de noviembre. El Poliesportiu Municipal de Binissalem abre sus puertas para acoger una nueva jornada de bullicio. Miquel Àngel cruza el pasillo que lleva al pabellón de baloncesto sin inmutarse. A su derecha, unas grandes letras rezan un nombre: Poliesportiu Alba Torrens. "La verdad que es un orgullo ver el nombre de tu hija cada tarde cuando entras. Es el reconocimiento de un pueblo que valora su trabajo. Fue un gesto muy emotivo, pero toca normalizarlo", reconoce.

El padre de Alba se siente como en casa. Conocedor del trabajo que hay detrás de cualquier equipo, no se lo pensó dos veces cuando el Binissalem le dio la oportunidad de volver a dirigir un quinteto. "Hace ahora cinco años que dejé las canchas por motivos laborales. Entrenaba en el San José, pero la empresa donde trabajo me requería y no podía compatibilizar ambas faenas. Al final dirigir un equipo conlleva muchas horas: son tres entrenamientos a la semana, el día de partido y el tiempo que inviertes en preparar cada sesión", admite.

Torrens reconoce que los tiempos han cambiado, "ni para mejor ni para peor, pero la juventud de hoy en día es diferente". "No creo en esa frase que dice que los valores se han perdido. Si como entrenador inculcas algo, los niños son como esponjas. Lo que sí es verdad es que los chavales de hoy en día tiene un pequeño problema, lo quieren todo ya. Si luchan por algo y no lo consiguen, se frustran rápidamente. Eso es consecuencia de la sociedad en la que vivimos, de las nuevas tecnologías", analiza.

"Alba tampoco es que fuera muy paciente, todo hay que decirlo, pero lo bueno que tenía era la insistencia que le ponía a las cosas. La recuerdo con tres años pidiéndome que le quitara las ruedas pequeñas de la bici. No paraba nunca hasta que conseguía lo que se proponía. Con el baloncesto fue igual. Para mí no hay más secreto en su éxito que la insistencia que siempre le ha puesto a las cosas", descubre sobre su hija mayor.

Miquel Àngel tiene claro lo que espera de sus jugadoras y, sobre todo, lo que exige a sus progenitores. "Siempre he creído en los valores que aporta el deporte. Me duele todo lo que ha pasado en el fútbol base de las islas en los últimos días. En el baloncesto tenemos la suerte de que la cancha es más pequeña. Cualquier grito te delata y la gente se reprime más", analiza. "Lo único que le pido a los padres de estas niñas, que solo tienen once años, es que animen, que aplaudan fuerte si las cosas salen bien, y que lo hagan todavía más fuerte si las cosas salen mal", asevera.

Muy pendiente de la evolución de su hija desde la distancia, Miquel Àngel revela el objetivo que a día de hoy mueve a Alba: "La rodilla es ahora mismo la que manda y la que marca los plazos. Ella no para de trabajar, está animada y tiene muchas ganas de poder llegar a los Juegos de Tokio. Hay que ir con calma, tocar con los pies en el suelo e ir poco a poco". Por falta de insistencia ya ha dejado claro que no será.

Compartir el artículo

stats