"Les recordamos que tras la finalización del partido ningún aficionado puede invadir el campo". La megafonía del nuevo Estadi Balear repetió hasta en cinco ocasiones la advertencia. El miedo a una posible invasión de campo nacía a raiz de la presencia de Raúl González Blanco. El eterno '7' del Real Madrid, que a día de hoy dirige al filial madridista, es querido allá por donde va y en el Estadi Balear no iba a ser menos.

El exfutbolista del conjunto blanco cumplió con sus fans y durante más de diez minutos firmó autógrafos y se fotografió con aquellos jóvenes, y no tan jóvenes, que quisieron inmortalizar el momento con uno de los mejores futbolistas españoles de la historia. Sonreía Raúl, contento por el cariño y sobre todo por haber arrancado de un campo inexpugnable un punto que le otorga credibilidad en su puesto, cuestionado en los últimos días.

Ataviado con un chándal negro, el técnico del Castilla no estuvo tan relajado durante los 90 minutos que duró el partido. El exfutbolista de la selección española no dejó ni un solo segundo de dar instrucciones a sus pupilos y alentarlos en los diferentes compases del partido. Se las tuvo Raúl con el bueno de Manix, con quien intercambió más de una frase durante el encuentro que luego no quiso revelar.

"Estoy muy agradecido con las palabras que Mandiola me dedicó en la previa del partido. Durante el encuentro ha habido alguna decisión arbitral que nos ha hecho intercambiar alguna que otra impresión, nada fuera de lo normal, pero prefiero guardármelas para mí", señaló Raúl, genio en el campo y figura fuera de él.