A favor

Por poco que sirva de ayuda ya vale la pena, por Ricard Cabot

Un objetivo, no menor, se ha conseguido con la disputa de la Supercopa de España en Arabaia Saudita, que las mujeres entren en los estadios de fútbol "en igualdad de condiciones que los hombres", en palabras de Rubiales. Por eso se entiende, o así debería ser, que las mujeres pueden entrar solas en los recintos deportivos, sin la compañía de los hombres.

No vale el argumento de que con los regímenes totalitarios no hay que tener la más mínima concesión. Hay diferentes maneras de ayudar, y el fútbol, el deporte rey, tiene mucho que decir. Tampoco se trata de ser hipócritas y pensar que se acude allí de manera altruista. Los 120 millones de euros que cobrará la Federación por la disputa de la Supercopa en ese país los próximos tres años supone un argumento de peso para aceptar la propuesta. Todo ello repercute en los clubes y, en definitiva, en la buena salud del fútbol español. No tiene sentido rasgarse las vestiduras cuando el próximo Mundial de fútbol se disputará en Catar o la Fórmula 1 negocia un Gran Premio para 2021 en el país del príncipe Abdulazzi bin Turkin bin Faisal Abdilaziz Al Saud.

En contra

Ni por todo el oro del mundo, por Elena García

“La Federación ha incluido ciertas materias de índole social y las mujeres podrán entrar en el campo en igualdad de condiciones que los hombres durante la Supercopa”. Un silencio incómodo. ¿Y ahora qué espera el señor Rubiales? ¿Que le aplaudamos? ¿Que le demos las gracias por sus espléndidas negociaciones con el régimen más totalitario del planeta mientras él pone la mano y se embolsa, todo hay que decirlo, la nada despreciable cifra de 120 millones de euros? No hace falta que les resuma, porque la lista es larga y este artículo corto, lo que se cuece hoy en día en Arabia Saudí, donde la homosexualidad y el ateísmo son castigados con la muerte y el feminismo con la cárcel. Pues en esas está España, negociando y sacando tajada con el enemigo -aunque tras las últimas elecciones compartamos cada vez más ideas- y dando alas a un régimen al que, querido Rubiales, no hay que brindarle ni una sola oportunidad. Negociar con el totalitarismo es golpear a nuestra democracia. Que cambien, que evolucionen, que respeten, que crezcan y que progresen. Solo entonces se puede empeza a hablar. Antes no.