Ni por el cuarenta y cinco cumpleaños de Vicente Moreno, ni por el centenar de aficionados que se desplazaron desde la isla, ni por ellos mismos. El Mallorca perdió un partido de los que preocupan mucho más que dejar escapar los tres puntos ante un rival directo por la permanencia.

Rematando a la portería rival tres veces en todo el duelo -dos en el descuento- es muy difícil ganar, y si regalas el tanto al adversario, todavía lo es más. Las sensaciones que deja esta derrota son malas. Pura impotencia que duele. No queda ni rastro de los méritos que estos mismos jugadores acumularon hace una semana frente al Real Madrid.ni rastro de los méritos que estos mismos jugadores acumularon hace una semana frente al Real Madrid Estuvieron planos e inocentes en ataque, lentos y previsibles en el centro del campo y blandos atrás.

Los bermellones siguen sin puntuar como visitante y se mostraron incapaces de tumbar a un Leganés pobre y que conquistó el primer triunfo de la temporada. Y no están los baleares para exhumar, ahora que está tan de moda esta palabra, absolutamente a nadie en esta Primera División (1-0). Vencer a Osasuna se antoja vital, pero para firmar la salvación habrá que hacer algo más como visitante en esta Liga. No solo vencer, que es lo más importante, sino intentarlo con fe, que es el mínimo exigible.

La primera parte fue una oda al tedio. Por ambas partes. Lo triste es que el Mallorca se fue a los vestuarios con 1-0 en el marcador ante un adversario que tampoco hizo merecimientos para ello. Y ese es el problema. Los baleares empezaron con el dominio del balón, pero eso no significaba que hiciera daño al Leganés. De hecho, el único tiro llegó en el minuto ocho con un intento de Dani Rodríguez desde la frontal que Cuéllar envió a saque de esquina.

Normalmente un córner es una ocasión peligrosa a favor, pero nada de eso. De los numerosos que sacaron los baleares, ninguno despeinó al meta local. Sí, ni uno. Los de Luis Cembranos, que se estrenó en un cargo en el que es interino, solo funcionaban gracias a los errores de los bermellones.

Muchísimas pérdidas que provocaron contras que quizá otro equipo habría sabido aprovechar mejor. Al Mallorca se le hacía de noche cada vez que la pelota llegaba a las botas de Febas, Lago, LagoSalva Sevilla y compañía. No había ideas, fruto también de una sorprendente falta de ritmo. Y solo le faltaba ser débil atrás. Ya avisó Guido con un disparo que se fue fuera, pero la acción del tanto de los madrileños es para que Moreno la revise con sus pupilos más de una vez en Son Bibiloni. Rosales ganó la banda, centró sin apenas oposición. Gámez, Raíllo y RaílloValjent miraron y Braithwaite le comió la tostada a Dani Rodríguez para rematar a placer en el corazón del área. Ver para creer, pero el Leganés se había adelantado a la media h0ra en el marcador sin hacer casi nada. Y esto es lo realmente angustioso. A partir de ahí los rojillos incluso empeoraron, con más imprecisiones si cabe. Eso sí, los locales tan solo volvieron a inquietar con un cabezazo desviado de Silva.

El panorama en la segunda parte no cambió demasiado, aunque las constantes interrupciones en el juego y las pérdidas de tiempo de los locales empezaron a notarse demasiado. Moreno introdujo a Kubo para darle más mordiente al ataque y diez minutos después a Trajkovski, aunque el equipo siguió sin chutar ni una sola vez a puerta desde que encajó el tanto. Un buen centro de Fran Gámez al interior del área no pudo ser rematado ni por Budimir ni Lago por centímetros.

El Mallorca sufría para crear ocasiones. De hecho, el Leganés estuvo mucho más cerca del gol. Rosales lanzó una falta que rebotó en la barrera y el rechace lo recogió Braithwaite para estrellar el balón en el larguero. Un susto que habría acabado con el encuentro. Alegría sustituyó a Budimir, pero ya podría probar mil cambios más, que Moreno se quedaría con las ganas de cambiar la cara a los suyos. El Leganés tuvo el 2-0 en una clarísima ocasión de José Arnaiz, pero Reina le adivinó las intenciones en el uno contra uno. Y justo cuando ya se estaba en el descuento, a la desesperada, es cuando el Mallorca estuvo más cerca del gol. Primero con un remate en el área pequeña de Raíllo que se fue fuera y después con un disparo de Trajkovski desde la frontal que se marchó desviado. Poco había que hacer ya. Una tarde para olvidar lo antes posible.

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