"Me cansa tener que hablar de Kubo en cada rueda de prensa", se quejaba resignado Vicente Moreno a un periodista tras el partido. Y eso que ayer había más motivos que nunca. Porque el japonés fue el futbolista más destacado del Mallorca en el duelo ante el Atlético de Madrid.

El entrenador apostó por cambiar el perfil de su centro del campo, al dejar en el banquillo a Febas y centrar la posición de Dani Rodríguez, para dejarle el extremo derecho al cedido por el Real Madrid. Era su estreno como titular y dio motivos para seguir entre los elegidos en Vitoria. En la primera parte los bermellones estuvieron mal, y el nipón apenas se dejó ver, pero en la segunda fue otra historia. De hecho, nada más empezar dispuso de la ocasión más clara del encuentro. En una sensacional acción, en la que combinó velocidad y talento, estuvo cerca del gol. Su tiro se estrelló en el palo, el balón tocó en Oblak y volvió a tocar el palo antes de que la zaga de los colchoneros lo despejara.

El asiático no se lo podía creer, pero eso le animó. Y empezó a mostrarse mucho más, con descaro. Probó fortuna con otro chut que se fue fuera y después le envió un sensacional centro que Abdón cabeceó a las manos de Oblak. En ese momento el duelo ya se había puesto 2-0, pero lo cierto es que cada vez que intervenía en el juego sucedía algo diferente que cuando lo hacía algunos de sus compañeros.

Moreno solo tiene palabras buenas hacia el nipón, de apenas dieciocho años, aunque hasta ayer no le había puesto como titular. Si sigue así, a buen seguro que le seguirán cuestionando acerca de su rendimiento. Es un futbolista mediático, como se evidenció en un Son Moix repleto de periodistas japoneses siguiendo sus pasos, pero está claro que si rinde en el campo -provocó un penalti ante el Athletic-, será más noticia por lo que hace dentro del césped.