El partido entre Rafel Nadal y Matteo Berrettini se resume en los primeros 75 minutos, lo que duró el disputadísimo primer set, decantado para el mallorquín tras levantar dos pelotas que en caso contrario hubieran dado el parcial al joven jugador romano. 7/6(6), 6/4 y 6/1 fue el resultado final de un partido a cara de perro, que prácticamente acabó cuando Berrettini cedió de forma incomprensible la primera manga tras ir ganando 4-0. El rival de Nadal se derritió, seguramente pensando que, tras hora y cuarto de dura lucha, le quedaba una eternidad en la pista si quería meteterse en su primera final de un Grand Slam.

El que lo consiguió fue Nadal, que jugará ante Andrii Medvedev su vigesimoséptima final de un grande, la quinta en Nueva York, donde ha triunfado tres veces, en 2010, 2013 y 2017. Es, después de Roland Garros, el Grand Slam que mejor se le da al de Manacor, que de ganar esta noche al ruso sumará su decimonoveno título grande y acechará a Federer, con veinte.

Fue un primer set épico, resuelto al filo. Nadal pudo evitarse un susto si hubiera aprovechado alguna de las seis oportunidades de rotura que tuvo en este primer parcial. El campeón de dieciocho grandes tenía clara la táctica: machacar el revés de Berrettini, su golpe más flojo, y evitar su derecha, un cañón desde el otro lado de la pista. Pero dejó pasar demasiadas oportunidades y se llegó a la muerte súbita, que parecía del italiano con un 4-0 incontestable. Pero a Nadal siempre hay que rematarle, a riesgo de que resurja de sus supuestas cenizas. Punto a punto empezó a creérselo. Se puso 4-2, luego 5-2 y 6-4. Con dos pelotas de set, la primera manga parecía decidida a favor del tenista de Roma. Pero Nadal nunca se rinde. Empató a seis puntos y se puso en ventaja con su saque. Le tocaba servir a Berrettini, que falló, cómo no, con su revés. Se acabó el set y el partido.

Y es que Berrettini ya no fue el mismo. Pese a desperdiciar otras tres pelotas de rotura, Nadal consiguió su objetivo en el séptimo juego del segundo parcial. Habían transcurrido una hora y 50 minutos desde que comenzara el partido. El tercer set fue un visto y no visto. La rotura en el primer juego delató a Berrettini. Se había rendido. Su oportunidad hacía rato que había pasado. Nadal, que perdió solo cuatro puntos con su primer servicio en todo el partido, remató a su rival.