La ilusión desbordaba ayer por la mañana por los cuatro costados en el Estadi Balear. Una hora antes de que empezara el encuentro, ya había largas colas en la entrada al recinto deportivo. El buen humor y las bromas sobre las altas temperaturas fueron la tónica general. Una vez dentro, muchos aprovecharon para hacerse una foto junto al campo para inmortalizar el momento, un día especial que siempre recordarán todos los balearicos al regresar a la que siempre fue su casa.

A pesar del calor y bochorno que se vivió durante el encuentro, la tribuna principal presentó un aspecto casi lleno, con unos 2.500 espectadores, según informó el club. Nadie quería perderse el debut en el Estadi Balear. De hecho, muchos ilustres balearicos no quisieron perderse la cita. Fernando Crespí, expresidente del club palmesano, estuvo presente en la grada. Tolo Cursach, un habitual en los encuentros como local, ocupó también su puesto en el palco. Además, mezclado entre la prensa que cubrió el partido, estaba Diego Cervero, que siguió atentamente el encuentro y no dudó en saludar y hacerse fotos con todos aquellos aficionados que se lo solicitaron.

A medida que se iba llenando la grada, los decibelios y los cánticos de apoyo iban en aumento. El 'speaker' del Estadi Balear, visiblemente emocionado, empezó su discurso diciendo "bon dia balearicos, benvinguts a ca vostra", un inicio que fue aplaudido por todos los presentes.

Más tarde llegó el turno de Ingo Volckmann, el gran artífice de que este regreso se haya producido, que pronunció unas palabras para la afición en los prolegómenos del encuentro. "Tengo la piel de gallina, es muy emocionante. Muchas gracias a todos los que han trabajado muy duro, hasta el último momento, para estar aquí. Antonio Diéguez y Xavi. Muy buen trabajo, señores. Bienvenidos", exclamó el dirigente alemán.

Toda la grada se puso de pie en el momento en que los dos conjuntos salieron al campo para empezar el partido. Desde el pitido inicial, la afición no paró de animar, alentada por el grupo de animación, conocidos como Fanatiks, que se situaron en la esquina inferior izquierda de la grada.

Como nota negativa, cabe añadir que hubo un pequeño altercado al estar situado un pequeño grupo de ellos al lado del banquillo visitante, lo que llevó al delegado del Atlético Baleares a calmar la situación. Más allá de este suceso aislado, la afición disfrutó con su equipo. A cada acción ofensiva los seguidores blanquiazules jaleaban a su equipo. Además, el público estuvo muy encendido con el árbitro durante todo el encuentro. La anécdota la pusieron el medio centenar de personas que siguieron todo el encuentro desde el puente que cruza la Vía de Cintura.

De todas maneras, no todo fueron buenas noticias ayer en el estadio. Algunas personas tuvieron que ser atendidas por los servicios de ambulancia del estadio a causa del calor, y las existencias de algunos productos, en el bar instalado debajo de la tribuna, no fueron suficientes.

Aún queda por hacer en el estadio, cuestión que ya avisó el club mediante comunicado en los días previos al encuentro. La zona de prensa no estaba bien habilitada, con poco espacio para muchos medios y sin separación con los aficionados, lo que ocasionó ciertas dificultades para desarrollar el trabajo.

Cuando el colegiado señaló el final del encuentro, los aficionados lo celebraron por todo lo alto. El Estadi Balear vuelve a respirar fútbol y los balearicos se marcharon felices y con la sensación de que más de seis años después, por fin están en casa.