“Siempre seré amigo de Rafa”. Así se confesaba el pasado mes de junio Roger Federer, rival hoy de Nadal en las semifinales de Wimbledon, en una amplia entrevista concedida al Financial Times en su avión privado con destino a Madrid desde Zurich, para disputar el Mutua Open de Madrid. “Cuando me jubile me gustaría pensar que siempre estaré en contacto con Rafa”, añade el considerado mejor jugador de todos los tiempos y ganador de veinte títulos de Grand Slam, en una entrevista en la que se explaya ante el periodista y contando aspectos de su vida hasta ahora desconocidos.

La relación entre ambos comenzó con un imberbe Nadal en 2003, cuando el mallorquín dio la gran sorpresa al eliminar a Federer, por entonces ya número uno, en el torneo de Miami. Fue el inicio de una rivalidad que, dieciséis años después, continúa bien viva, hasta el punto de ser una de las más longevas en la historia del deporte.

En la entrevista, Federer se felicita de haber “creado una buena atmósfera de vestuario” con sus compañeros de generación. “Cuando llegan los rookies, quieres entrenar con ellos, les preguntas por sus vidas y estableces una buena relación. Eso es crear una buena atmósfera, y es lo que estamos haciendo los tenistas de mi generación”, afirma, orgulloso, el tenista helvético.

El ocho veces ganador de Wimbledon admite que, al comienzo, la irrupción de Nadal en el circuito no la llevó muy bien: “Me hubiera gustado dominar para siempre”, admite. “Al principio me costó acostumbrarme a la llegada de Rafa. Pero con el paso del tiempo le agradezco que me haya hecho mejor jugador. Entiendes que no puedes estar solo en la cima. Necesitas rivales que te hagan mejor y valorar lo que se ha conseguido, pero reconozco que fue duro asumir que Rafa me ganaba”.

Federer, padre de cuatro hijos, cuenta que le es fácil desconectar después de un torneo, tanto si ha ganado como si no. “El mismo día del partido, tanto en caso de victoria como de derrota, tomo el avión rumbo a casa para estar en familia. Cuando estoy con mis hijos no pienso en tenis”, afirma. Para Federer, cuando pasea con sus hijos quiere que no le molesten: “Les pido a los que quieren un autógrafo que respeten mi intimidad”, cuenta el tenista, que el 8 de agosto cumple 37 años.