El duelo más esperado por los aficionados al tenis está servido. Once años después del considerado mejor partido de la historia, Rafel Nadal y Roger Federer se verán las caras mañana en la central del All England Tennis Club. Once años mayores que aquel 6 de julio de 2008, cuando se vieron las caras por tercera y última vez en Wimbledon, en un partido en el que el mallorquín se desquitó de las dos derrotas anteriores ante el suizo, en las finales de 2006 y 2007 (6/4, 6/4, 6/7, 6/7, 9/7, en 4 horas y 48 minutos, la final más larga en la historia del torneo).

Nadal se clasificó por séptima vez en su carrera para las semifinales del tercer grande del año con menos problemas de los previstos en un principio. Delante tenía al cañonero del torneo, el norteamericano Sam Querrey, que se presentaba a la cita con el mallorquín con la vitola de ser el rey del saque: Cien 'aces' había firmado hasta medirse al de Manacor. Ayer logró 22, una cifra insuficiente ante Nadal, firmando la rendición por un claro 7/5, 6/2, 6/2 en dos horas y nueve minutos.

Y es que para ganar al mejor Nadal, y ayer estuvo a un gran nivel, no basta con un servicio sobresaliente. Se necesita que el rival de turno no esté en su mejor momento. Y no es el caso del campeón de dieciocho grandes, que solo pasó por algún apuro en el primer set. Rompió el saque del norteamericano en el tercer juego, pero en el décimo lo cedió. Fue un accidente, porque al siguiente juego volvió a ponerse por delante en el marcador y con el servicio en su poder. Tamaña ventaja no la desperdició para anotarse el primer parcial. Todo iba a pedir de boca.

En el segundo set se repitió la historia del primero. En el tercer juego Nadal rompía el tan temido servicio de Querrey, lo que volvería a hacer en el séptimo juego. El jugador de San Francisco, que desde abril solo ha jugado el torneo de Eastbourne, donde alcanzó la final, levanbaba la bandera de rendición. Cedió el set al juego siguiente por 6/2, marcador que iba a repetirse en el tercero, en un set que sobró porque Querrey pensaba más en la ducha que en otra cosa. Ante el Nadal de ayer era una quimera pensar en heroicidades.

Nadal basó su triunfo en su efectividad en el primer servicio -diez aces y 82 por ciento de los puntos conseguidos con el primero- y en su juego en la red.

El tenista de Manacor llega en un buen momento a la cita con Federer, al que ha ganado 24 veces por quince derrotas. Unos números que pierden todo su valor cuando se trata de analizar el juego de ambos en hierba, territorio Federer. El suizo también ha mostrado un gran nivel en el torneo. Nada le saca de sus casillas, como ayer cuando perdió el primer set ante el japonés Kei Nishikori. Un 6/1, 6/4 y 6/4 fue la contundente respuesta del ocho veces vencedor en Wimbledon.

La victoria ante Querrey ha clasificado a Nadal para disputar las Finales ATP de este año. Se convierte así en el primer jugador en clasificarse para la edición de 2019 de las Finales ATP, que se jugarán en el O2 de Londres. Con 6.225 puntos, el de Manacor lidera la carrera a Londres por encima del serbio Novak Djokovic, que marcha segundo con 5.445 unidades.

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