Doble campeona del mundo de vela en Optimist, María Perelló (Palma agota sus últimos meses en dicha clase, antes de dar el salto a 420. Talentosa, perspicaz e infatigable, Perelló trabaja con las miras puestas en un objetivo: participar en unas Olimpiadas.

P ¿Qué le llevó al mar?

R Tenía unos cinco años, mis padres no sabían qué hacer con mi hermana y conmigo y al vivir cerca del Club Náutico del Arenal decidieron apuntarnos en verano, así fue como conocí el deporte de la vela.

P ¿Fue amor a primera vista?

R Para nada. Le tenía muchísimo miedo y respeto al mar y durante un tiempo le dije a mis padres que no quería que me llevaran a practicarlo, pero poco a poco fui quitándome esos temores y llegó un punto en el que me sentía tan cómoda dentro como fuera del agua.

P ¿A qué le tenía miedo?

R A muchas cosas. Me imaginaba volcando y quedándome en medio de la nada con mi barco, siempre pensaba cosas parecidas, eso me daba pánico.

P ¿Su amor por el mar viene de familia?

R Mis padres nunca habían practicado nada relacionado con la vela, pero mi hermana también compite en la actualidad. Tiene dos años más que yo. Al principio navegábamos juntas, pero al tener diferente edad pronto nos separaron y nos distribuyeron en diferentes clases.

P Sus inicios fueron en el Club Náutico Arenal y casi una década después, ahí sigue.

R Es como una familia. Se podría decir que es mi segunda casa. Paso muchísimas horas a la semana aquí. Es mucho tiempo ya el que llevo conviviendo con la misma gente y ya no se me pasa por la cabeza competir para otro club.

P Habla de la cantidad de horas que le dedica a la vela. ¿Cómo es su día a día?

R Entre semana no suelo dedicarle mucho tiempo, suelo estar centrada únicamente en los estudios, pero cuando se acerca el fin de semana, empiezo. Los viernes muchas veces vienen a buscarme al colegio. De 15 a 18 entrenamos y de 18 a 19 solemos hacer preparación física. El sábado estoy en el mar de 10 a 18 y el domingo de 10 a 14 horas.

P ¿Cómo se lleva lo de compaginar los estudios con la vela?

R Estudio en el colegio de San Francisco. Compaginarlo no siempre es fácil. De lunes a jueves intento estar totalmente volcada en los estudios. A veces me adelantan exámenes para que no me coincidan con regatas o competiciones, aunque prefiero no salirme del guion que tienen establecido en el colegio.

P En 2016 fue distinguida por el Govern por su condición de deportista con mejor expediente escolar.

R No me van mal las cosas (sonríe).

P ¿A qué edad decide dar un paso adelante y empieza a tomarse la vela como una forma de vida?

R A los diez años. En ese momento se ponen en contacto con mi madre y le dicen que valgo para esto. Es cuando empiezo a practicarlo ya en invierno.

P Dedicándole las horas que le dedica a la semana, ¿no sería lógico que entrara en el Centro de Tecnificación de Príncipes de España?

R Nunca me lo he planteado. Los estudios me han ido bien hasta el momento y las cosas a nivel deportivo tampoco me van mal. ¿Por qué iba a cambiar mis hábitos?

P ¿Quiere dedicarse profesionalmente al mundo de la vela?

R Me encantaría, pero sé que es muy difícil. Tengo claro, siempre me lo han inculcado, que los estudios van por delante. Primero estudiar y luego ya veremos qué pasa.

P ¿Puede una mujer dedicarse a la vela y vivir de ello en España?

R Difícilmente. De todas formas tengo la suerte de estar en un deporte bastante paritario. Lo tienen igual de difícil los hombres que las mujeres en este mundo.

P ¿Ha pensado alguna vez en tirar la toalla?

R Alguna que otra (ríe). Hay veces que con los exámenes voy algo apurada y alguna que otra vez se me pasa por la cabeza, pero es verdad que la tontería también se me pasa rápido.

P ¿Cuál ha sido el mejor momento de su carrera como deportista?

R Cuando gané mi primer Mundial de Optimist, por lo inesperado. Llegué allí sin ninguna expectativa, solo con ganas de disfrutar y pasarlo bien, pero las cosas fueron rodadas. Fue todo alucinante.

P ¿En su segundo Mundial sintió la presión de quien ya ha sido campeona?

R Lo viví de forma diferente. Ellos ya me conocían a mí y yo les conocía a ellos. Estudias a los rivales de una manera diferente y ellos te estudian a ti.

P En solo unos días afronta su tercer y último Mundial de Optimist.

R Sí, se celebra del 6 al 16 de julio en una isla del Caribe, Antigua. Voy a lo de cada año: pasarlo bien, hacer amigos y, si las cosas van bien, revalidar título. Será mi último año en esta clase y mi intención es cerrarlo con un buen resultado.

P En Optimist se puede competir hasta los 15 años, usted tiene 14. ¿Por qué irse antes de hora?

R Es una decisión que he tomado junto a una amiga del club, Marta Cardona. Ella también compite en Optimist, pero es más grande que yo y se le hace difícil navegar en esta embarcación. Tras el Mundial queremos empezar a competir juntas en la clase 420. En algún momento hay que dar el paso.

P Dar el paso para empezar a competir con pareja no debe ser fácil.

R Es amiga mía de hace mucho tiempo, nos conocemos bien, eso ya lo tenemos ganado. Navegar con alguien al lado es mucho más divertido que hacerlo solo. Si una se equivoca un día, la otra se equivocará el otro. Es un trabajo en equipo.

P ¿Requiere alguna preparación física especial competir en 420?

R De primeras engordar. Es un barco que pesa casi el doble que el de Optimist. Lo lógico para manejar esa embarcación es que entre las dos tripulantes alcancemos los 110 kilos de peso. Nosotras nos quedamos en 90, por lo que la preparación física será muy importante.

P Con 14 años, ¿cuida su dieta?

R Hace un año en el club nos dieron una charla para que cuidáramos nuestra alimentación, pero creo que nadie hizo mucho caso.

P ¿Cuál ha sido su peor momento en el mundo de la vela?

R En Tailandia. Un compañero me dijo que mientras navegaba vio una aleta de tiburón. Ya me habían dicho que era probable que por esas aguas hubiera alguno. Lo pasé bastante mal.

P ¿Qué metas se pone?

R Quizás todavía soy joven, pero por qué no soñar con participar en los Juegos Olímpicos. Esa es mi meta.

P ¿Cómo valora la evolución del deporte femenino en los últimos años?

R Creo que cada vez es más evidente que existe una mayor igualdad entre el deporte masculino y femenino. Tengo amigos que hacen baile, gimnasia... Amigas que juegan a fútbol... Y es lo más normal del mundo. A mi edad ya nadie ve raro ese tipo de cosas.

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