Rafel Nadal ya no se esconde. De forma descarada admite que mira con lupa el calendario para desgastarse lo menos posible. Asegura el doce veces ganador en Roland Garros que hace tiempo que cumple con esta norma, pero es más por las lesiones que le han obligado a parar que por otra cosa.

Con 33 años recién cumplidos, el mallorquín es consciente de que si quiere seguir en activo siendo competitivo, es decir, capacitado para disputar los torneos a los que acude, necesita reposo. La programación es capital. A dos grandes de Federer, la tentación es enorme, pero su cuerpo invita a la prudencia. Han quedado atrás los tiempos en que Nadal lo disputaba prácticamente todo, sin apenas posibilidad de descanso. Ahora se trata de seleccionar, una palabra clave. Y para Nadal, los cuatro grandes son intocables, pese a que los torneos de pista dura le den más de un disgusto, como en el US Open de 2017, cuando se tuvo que retirar por problemas físicos en los cuartos de final ante el croata Marin Cilic.

Nadal tiene mirada corta. Ahora mismo,y después de que descanse unos días, su mente está fijada en el torneo de Wimbledon que comienza el próximo 1 de julio. Como los dos últimos años, el de Manacor no acudirá a ningún torneo previo, Halle o Queen's, y se preparará en la hierba de Santa Ponça donde se disputará en los próximos días el Mallorca Open femenino. "El año pasado hice un buen papel en Wimbledon, competí para ganar sin disputar un torneo previo", explica el campeón de 18 grandes para justificar su decisión.

Y después ya se verá. No quiere oír hablar de la gira americana, con los torneos de Canadá y Cincinnati en agosto, previos al US Open, tercer grande de la temporada, que ha conquistado tres veces (2010, 2013 y 2017). Solo piensa en el torneo más próximo y sobre la marcha decide. Seguramente descarte uno de los dos previos al grande norteamericano. Después, en septiembre, habrá boda y estudiará su programación para la gira asiática. Es lo que ya se conoce como calendario a la carta.

Lo mismo que están haciendo Roger Federer y Novak Djokovic, el primero, a punto de cumplir 38 años, desde hace tiempo. El serbio, más recientemente con el objetivo de recortar la diferencia de trofeos grandes con respecto a sus dos grandes rivales, a tres títulos Nadal y a cinco Federer.

El suizo ha aterrizado esta temporada en París después de ausentarse los tres últimos años. Y ha demostrado que sigue siendo competitivo en esta superficie... hasta que Nadal se ha cruzado en su camino. Por sexta vez batió el mallorquín al helvético en la tierra de París, cuatro veces en finales. Federer, que no levanta un grande desde Australia 2018, ve en Wimbledon, donde ha triunfado ocho veces, una de sus últimas oportunidades de aumentar su palmarés y distanciarse de Nadal y Djokovic. Pero no será fácil. Además del balcánico y el mallorquín, hay una larga lista de jugadores que pueden complicar la vida a cualquiera.

Djokovic, que en París aspiraba a convertirse en el primer tenista en la Era Open (1968) en conquistar los cuatro grandes de forma consecutiva, solo tiene ojos para los grandes. Juega en el resto de torneos, incluso los Masters 1.000, como desmotivado. Tiene entre ceja y ceja ser el mejor de la historia. Con 32 años todavía está a tiempo y parte como favorito en Wimbledon y, sobre todo, en Australia, donde se encuentra como en casa.

La carrera por ser el mejor es feroz. En el último lustro, Nadal ha conquistado cuatro grandes: Roland Garros 2017, 2018 y 2019 y el US Open 2018; Federer tres: Open de Australia 2017 y 2018 y Wimbledon 2017; y Djokovic se lleva la palma con ocho en estos últimos cinco años: Australia 2015, 2016 y 2019, Roland Garros 2016, Wimbledon 2015 y 2018 y US Open en estos mismos años. Djokovic es fiable y claro aspirante en todos los torneos, aunque menos en tierra. Por eso, y porque es el más joven de los tres, 32 años, supone la mayor amenaza.

Nadal, Federer y Djokovic se han llevado el 85 por ciento de los títulos de Grand Slam en los últimos quince años, dejando migajas para el resto, para Cilic, Wawrinka, Del Potro y Murray. Roland Garros está hecho para Nadal que, salvo debacle, ya es el principal favorito para la edición de 2020; Federer tiene su oportunidad, quizá la última, en la hierba de Wimbledon; y Djokovic es el candidato número uno a conquistar lo que sería su octavo Australia. En el US Open puede pasar cualquier cosa, aunque es el grande que mejor se le da a Nadal después de Roland Garros al conquistarlo hasta en tres ocasiones. A partir de ahora, el que quiera seguir ganando tendrá que reducir su calendario. Y es que la edad no perdona.