Una final de Roland Garros representa una de las grandes jornadas del año donde en Francia se concentra la 'créme de la créme'. Nadie quiere perderse uno de los acontecimientos deportivos del año, posiblemente el más importante en Francia, y más si en la gran final juega Rafel Nadal.

Nadie quiso perderse la posibilidad de ser testigo del duodécimo título del mallorquín en París. El primero, el rey emérito Juan Carlos, que se sentó en la primera fila del palco junto a su hija la infanta Elena, el ministro de Cultura y Deporte José Guirao, la presidenta del Consejo Superior de Deportes (CSD) María José Rienda, y la representante del Govern Fanny Tur.

De la familia Nadal nadie quiso perderse una nueva cita con la historia de Rafel. Por supuesto, su padre, Sebastià, que se ha convertido en un fijo en los desplazamientos de su hijo. Tampoco faltó la madre Aina María, una de las más entusiastas a la hora de aplaudir los puntos de su hijo. Ni su hermana Maria Isabel, siempre al lado de la pareja del tenista, Xisca Perelló, 'Mery', que ultima los preparativos para la boda prevista para finales del próximo mes de septiembre.

Al lado de Carlos Moyá, el tío y exentrenador de Rafel, Toni Nadal, que por la mañana presenció en la misma pista el entrenamiento de su sobrino. Rafel Nadal, tío del tenista, tampoco quiso perderse el acontecimiento y, como siempre, se sentó junto al fisio Rafa Maymó; el jefe de prensa Benito Pérez Barbadillo; el doctor Ángel Ruiz Cotorro; el técnico Francis Roig; el agente Nike del jugador Jordi Robert 'Tuts', y el agente del jugador Carlos Costa.

Otro clásico de Roland Garros es el mítico Manolo Santana, que superados los 80 años no se pierde ninguna gran cita. También se vio en la central al director de cine Pedro Almodóvar, un entusiasta del tenis, junto al actor norteamericano Woody Harrelson y la afamada actriz francesa Marion Cotillard. Quien no estuvo esta vez es el baloncestista Pau Gasol, gran amigo de Nadal.