Lo ha vuelto a hacer. Tras una carrera plagada de lesiones que a cualquier otro le hubiera tumbado en la lona de forma definitiva, Rafel Nadal ha vuelto a resurgir de sus cenizas.

Ha conquistado su duodécimo Roland Garros tras pasar por un auténtico rosario de lesiones en los últimos ocho meses. En septiembre del año pasado, se vio obligado a retirarse de las semifinales del US Open ante Del Potro por una lesión en el tendón rotuliano de su rodilla derecha. Era su novena retirada como profesional.

El 5 de noviembre ponía punto y final a la temporaa al someterse a una artroscopia en el tobillo derecho. En 2018 solo juega 49 partidos, uno más que en 2012, en otro año que estuvo más tiempo parado que en la pista.

Tras perder la final de Australia de este año ante Djokovic (6/3, 6/2, 6/3), en lo que es su derrota más abultada en sus ocho finales perdidas de Grand Slam, en las que nunca había acabado sin ganar al menos un set, en marzo se retira antes de las semifinales de Indian Wells ante Federerpor molestias en la rodilla derecha. De los últimos diecinueve torneos en pista dura, solo ha acabado tres. Se ha retirado o renunciado a dieciséis. Fue su peor momento, el más bajo anímicamente, por lo que supone no poder enfrentarse a Federer.

Pocos días después de esta nueva retirada, su tío y exentrenador Toni Nadal declara a Cinco Días: "Rafel no es un tenista, es un lesionado que juega a tenis". Empieza la gira de tierra y se confíaen que regrese el mejor Nadal. Pero la espera es larga. Cae en las semifinales de Montecarlo, Godó y Madrid y se reencuentra con la victoria en Roma, ante Djokovic. No levantaba un trofeo desde Toronto del año pasado.

Nadal ha pasado por todo tipo de situaciones. Y con más o menos esfuerzo, ha salido de todas. Pero el tiempo también corre para el de Manacor. La edad no perdona y, como el propio tenista ha manifestado en más de una ocasión, no es lo mismo recuperarte de una lesión a los 23 años que a los 33.

Una de las veces que más tiempo tuvo que parar fue en 2012, con afectación del tendón rotuliano de la rodilla izquierda. Fueron 222 días de baja que le obligaron a renunciar a los Juegos de Londres, donde debía ser el abanderado español -lo sería cuatro años después en Río-, "uno de los días más tristes de mi vida", al US Open y a las semifinales de la Davis ante Estados Unidos. Con su victoria en Roland Garros en 2013 ante David Ferrer, en su octavo título en París, ponía fin a una pesadilla que le hizo dudar como nunca sobre su futuro. Tras eliminar a Djokovic en semifinales, en un partido de casi cinco horas, resumió en una frase su sentimiento: "He aprendido a disfrutar sufriendo. Cuando realmente sufro es cuando debo ver los partidos desde Mallorca por la televisión".

Tras conseguir su noveno título en 2014 ante Djokovic, se lesiona la muñeca derecha. El 1 de julio de ese año cae en octavos de Wimbledon ante Nick Kyrgios y se ve obligado a renunciar a Toronto, Cincinnati, US Open y Davis contra Brasil. El 30 de septiembre reaparece en Pekín y, tras caer en cuartos ante Klizan, se le diagnostica un principio de apendicitis. Pese a todo decide jugar en Shanghái, donde cae en primera ronda ante Feliciano López. Es después de perder en Basilea ante Coric cuando decide poner punto y final a la temporada. "No estoy en condiciones de competir", afirma. Se opera el 3 de noviembre.

Y empieza un 2015 para olvidar. Liberado de lesiones, con el paso de los meses percibe que volver a su mejor nivel no será tarea fácil. Tras alcanzar los cuartos en Australia, pierde en semifinales de Montecarlo ante Djokovic, en octavos del Godó ante Fognini, pierde la final de Madrid ante Murray (6-3, 6-2) y cede en cuartos de Roma ante Wawrinka, en la única temporada que acaba en blanco sobre tierra. El más claro síntoma de lo que le esperaba en Roland Garros, donde encajaría ante Djokovic, en cuartos, la segunda derrota de su carrera en París. Hace un amago de recuperación al ganar el torneo de hierba de Stuttgart, pero fue un espejismo porque cayó en segunda ronda de Wimbledon ante Dustin Brown. En Hamburgo conquista su tercer título, pero los torneos de Montreal y Cincinnati acentúan los problemas en su juego: sin confianza en su derecha, su mejor golpe, y ansiedad en los momentos clave.

2016 no fue mucho mejor. Debuta en Australia con derrota ante Verdasco y se retira en tercera ronda de Roland Garros por una lesión en la muñeca izquierda. Renuncia a Wimbledon y se consuela con el título de dobles en los Juegos de Río. Tras caer en octavos del US Open ante Pouille, el 20 de octubre pone fin a la temporada para recuperarse de sus problemas en la muñeca izquierda. En 2017 volvió el mejor Nadal,con triunfos en Roland Garros y US Open y derrota en la final de Australia. Lo volvió a hacer, como ahora, con 33 años recién cumplidos, en su enésima reinvención. No será la última.