Pocos registros quedan por cumplir a Nadal. Uno de los que estaban a su alcance cayó ayer al levantar por duodécima vez Roland Garros. Nunca antes en la historia del tenis ningún jugador ha logrado conquistar hasta doce veces el mismo torneo, y menos en un grande. Nadal es el primero y, quién sabe, si este registro perdurará en el tiempo. Y es que, como muy bien dijo el gran protagonista minutos después de plantarse en su duodécima final en París tras eliminar a Roger Federer, para alcanzar un registro como este se necesita "suerte, tener calidad y una carrera muy larga". La que ha disfrutado él desde que en 2005, con 19 años recién cumplidos, levantaba su primera copa de los mosqueteros.

De los jugadores en activo, Roger Federer presume de ocho títulos en Wimbledon -en once finales- y Novak WimbledonDjokovicCon su sola presencia en la final de ayer, Nadal desempató con el helvético en presencias en finales de Grand Slam. Federer suma once duelos decisivos en Wimbledon, donde ha triunfado ocho veces. Nadal, ahora, doce, donde ha triunfado siempre. Parece complicado, por no decir imposible, que el suizo, que el próximo 8 de agosto cumple 38 años, iguale o supere al manacorí. Más posible es que lo consiga Djokovic, aunque lo cierto es que es poco probable ya que para igualar los doce de Nadal necesita cinco años de triunfos ininterrumpidos en Melbourne. Si así fuera, se iría a los 37 años, y a saber qué es del serbio a esa edad.

Desempate

Nadal ha deshecho con su victoria de ayer el empate en número de títulos en un mismo torneo con la australiana Margaret Court, que entre 1960 y 1973, antes y después del inicio de la Era Open (1968) levantó once veces el trofeo del Abierto de Australia. Desde ayer, Nadal es el dominador más tiránico en un gran escenario del tenis.

Court, que a sus 76 años es madre de cuatro hijos, conquistó sus once títulos en el grande australiano entre 1960 y 1964, entre 1969 y 1971, y en 1973, en trece años, los mismos que necesitó Nadal para alcanzar semejante cifra en Roland Garros.

El mallorquín se impuso en el Bois de Bolougne por primera vez hace catorce años. Solo en 2009, eliminado en octavos por el sueco Robin Soderling, en su primera derrota en París; en 2015, apeado en cuartos por Djokovic, y en 2016, que se vio obligado a retirarse en tercera ronda por una lesión de muñeca, ha dejado de levantar la copa de los mosqueteros.

La pregunta ahora es: ¿hasta cuándo podrá alargar este registro Nadal? Nadie lo sabe. Ni siquiera el ya campeón de 18 grandes. Pero lo que parece claro es que cuando juega en París, en la central de Roland Garros, se siente como en el patio de su casa. No hay nadie que ose toserle. Lo ha intentado Federer seis veces y otras tantas veces que ha fracasado, la última el viernes. Djokovic, que pasa por ser el tenista que más veces ha ganado a Nadal en tierra, siete, ha perdido dos finales ante el mallorquín en Roland Garros (2012 y 2014), aunque junto a Soderling es el único que ha conseguido batirle, coincidendo un gran momento del serbio y posiblemente el más bajo en la carrera de Nadal. Y Thiem es el presente y el futuro del tenis, el llamado a suceder algún día a su verdugo de ayer. Pero de momento no le queda más remedio que esperar a que el manacorí inicie su declive, algo a lo que el mallorquín no está dispuesto. No al menos en la tierra, donde sigue sin tener rival.

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