Alrededor de 300 personas se reunieron para ver la final entre el Bilbao Basket y el Iberojet Palma en el Col·legi Sant Agustí, que puso una pantalla gigante para reunir a los amantes del baloncesto en la isla.

La afición quería alentar desde el lugar de nacimiento del equipo a los jugadores que se estaban jugando en Miribilla llevar por primera vez a un equipo mallorquín a la Liga ACB.

Poco tuvo que ver el principio con el final. Todo eran sonrisas y optimismo al iniciar el encuentro. La afición celebraba cada canasta como si fuera la última y un fallo del rival se cantaba como un triple sobre la bocina. Todos los que se acercaron a la cuna del Iberojet Palma querían animar, sobre todo los componentes de las categorías inferiores del club, que eran conscientes de la importancia de este ascenso a ACB.

A medida que iban pasando los minutos, parecía que la afición que acudió a Sant Agustí se contagiaba de los errores de los dos equipos sobre la cancha. Los nervios en las manos de los Quintela, Guerra y compañía se trasladó a un colegio que tenía la ilusión de ver a su equipo en la máxima categoría del baloncesto español.

El último cuarto fue un suplicio. Los nervios eran palpables y frenaron todos los cánticos del inicio de un partido que terminó como nadie quería. Un 2+1 de Brown y un triple de Schreiner terminaron con el sueño de una isla que quería el ascenso.

La afición se marchó del Col·legi Sant Agustí con caras largas y con la sensación de que estuvo cerca, pero se escapó. El baloncesto mallorquín debera esperar una temporada más para jugar en ACB.