Noventa minutos separan al Atlético Baleares Noventa minutos de sufrimiento, angustia y desesperación. No será fácil, nadie dijo que lo fuera a ser. El conjunto blanquiazul avista la Segunda División a la vuelta de la esquina y solo el Racing de Santander se interpone en el camino. Por suerte para los balearicos, los play-off no entienden de historia. Son Malferit dictará sentencia.

A las 12 del mediodía (IB3 Tv), mallorquines y cántabros se verán las caras en el partido de vuelta del play-off de campeones. Tras el empate a cero de la ida en El Sardinero, la eliminatoria se ha decantado a favor de los de Manix Mandiola. El inmundo campo de Son Malferit es la baza de los blanquiazules, donde han perdido un solo encuentro en todo el curso.

El Atlético Baleares se hace fuerte ante su gente. No hay florituras ni grandes ostentaciones, el fútbol para Manix es mucho más sencillo que todo eso. El técnico de Eibar ha adoctrinado a sus futbolistas desde la sensatez. A falta de brillo, buenas son piernas. Con esta catequesis el conjunto blanquiazul se ha hecho respetar.

Hace ahora un año Son Malferit era una fiesta. Los mallorquines celebraban la salvación en la última jornada. El efecto Manix surtía efecto. En solo catorce jornadas el técnico vasco obraba el milagro. Doce meses después, la familia balearica vuelve a engalanarse para una gran cita: el ascenso tras 56 años en la penumbra.

Las bajas de José Peris y Hugo Díaz trastocan los planes del eibarrés. En la línea defensiva, Rubén pasará al lateral izquierdo y Álvaro Vega formará con Vallori en el centro de la zaga. Mandiola también baraja la posibilidad de retrasar a Villapalos y mantener a Rovirola en el pivote, una alternativa por la que ha apostado en contadas ocasiones cuando el equipo juega en casa. Dar entrada a Nuha Marong, máximo artillero del equipo, es la opción que más papeletas recoge. El gol balearico, tras la igualada a cero en tierras cántabras, es una obligación. No hay margen.

El Racing de Santander entrena en la isla desde el pasado jueves. Por gentileza del Real Mallorca, los de Iván Ania se han ejercitado los dos últimos días en los campos de césped artificial de Son Bibiloni. Ayer, sin ir más lejos, un autocar desplazó a la expedición cántabra hasta Son Malferit, donde los jugadores conocieron el que este mediodía sera su campo de batalla. Nadie quedó indiferente.

Enzo Lombardo, futbolista cedido por el conjunto bermellón, fue el mayor quebradero de cabeza de los mallorquines en el partido de la ida. Defender y aprovechar las ocasiones ha sido la hoja de ruta del equipo a lo largo del curso. Hoy volverá a serlo.

Cerca de un centenar de profesionales de la comunicación y un Son Malferit donde no cabrá un alfiler, aguardan ya la gran cita que se vivirá este mediodía en tierras mallorquinas