Cuando Joan Capdevila, el campeón del mundo en Sudáfrica en 2010, sacó las bolas para emparejar al Atlético Baleares con el Racing de Santander ya se olía la épica. Y más cuando el encuentro de ida se tendría que disputar en El Sardinero, con un ambiente digno de Primera División, ante el brillante campeón del grupo segundo de Segunda B. Y se cumplieron las expectativas en un duelo en el que los blanquiazules sufrieron de lo lindo para defender el empate a cero, sobre todo cuando se quedaron en inferioridad numérica.

Las expulsiones de Peris y Hugo Díaz obligaron a sus compañeros a tirar de oficio para no doblar las rodillas, sobre todo cuando los 21.487 espectadores apretaban como si les fuera la vida en ello. Fue el más difícil todavía para un equipo que hasta que tuvo las fuerzas igualadas con el adversario estaba dando la cara en todo momento. Y lo mejor es que consiguió que no se la partieran. Era clave dejar la portería a cero y eso se puso en serio peligro cuando Peris vio la segunda tarjeta amarilla en el minuto ochenta y cuatro. Quedaba un mundo, sobre todo porque el rival estaba mostrando los dientes animados por su entregado público. Enzo, un extremo cedido por el Mallorca, era una pesadilla y Óscar Gil había estrellado minutos antes su cabezazo en el poste de la portería de Carl Klaus. Mandiola dio entrada a Álvaro para tapar el hueco de Peris, pero el Racing siguió percutiendo hasta que Hugo Díaz, ya en el descuento, vio la roja directa por una entrada que no venía a cuento.

El Atlético Baleares se quedaba con nueve, pero al igual que los seiscientos seguidores que gritaban con el corazón en la mano en una de las esquinas del estadio cántabro, los Vallori, Rovirola, Kike López y compañía se multiplicaron para salvar un empate a cero que puede ser el primer paso para el ansiado ascenso a Segunda División.

Los mallorquines ya han demostrado mucha personalidad en momentos complicados de la temporada, pero ayer era uno de esos especiales, de los que marcan una carrera deportiva. Y lo mejor es que, aunque el Atlético Baleares tendrá dos bajas importantes para el decisivo encuentro de vuelta, sabe que tiene en sus manos dar el salto al fútbol profesional. Un buen motivo para seguir dándolo todo, con épica incluida. Como ayer.