"Campeones, campeones", fue el cántico más oído ayer en Son Malferit. Como si no hubiera mañana, tanto la plantilla como los aficionados del Atlético Baleares festejaron a lo grande ser los primeros clasificados del grupo tercero de Segunda B. Los jugadores se mostraron eufóricos durante la celebración en un recinto que se quedó muy pequeño para una jornada histórica. Kiké López y Canario, dos de los capitanes de la plantilla, lideraron la fiesta sobre el mismo césped del campo junto a los dos mil hinchas balearicos, que no se cansaron de alentar a los suyos. Después las celebraciones siguieron en el vestuario y en la sala de prensa, donde se desató la locura, ya con cervezas en la mano.

Manix Mandiola fue uno de los grandes protagonistas ya que la hinchada no paró de mostrar su cariño hacia el preparador. Incluso los periodistas recibieron la visita de muchos de los miembros del equipo, que bañaron en alcohol los micrófonos. Una fiesta que siguió con una gran cena "y lo que el cuerpo aguante", tal y como reconocieron los futbolistas. Eso sí, la fuente de la Rambla, lugar tradicional de festejos balearicos, y que estaba sin agua, no recibió visitas. Esperan al desenlace de la fase de ascenso a Segunda División.

Socios molestos

Por su parte, cerca de medio centenar de socios se perdieron los primeros minutos del partido porque no les dejaron entrar ya que el aforo estaba completo tras la venta de entradas. Finalmente, pudieron ser ubicados y disfrutar de una tarde inolvidable.

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